Una actividad tan habitual en un fin de semana como ir de compras a una localidad distinta a la que uno reside experimentará cambios a partir del 1 de marzo, con la reducción de las restricciones marcadas desde la Generalitat a raíz de la pandemia de coronavirus.

El caso más notable en Castellón se dará en los dos municipios de mayor población de la provincia, Castelló y Vila-real. Desde mediados de enero se estableció en las dos ciudades el confinamiento perimetral, de modo que no hay permiso para entrar ni salir sin motivo justificado desde las 15.00 horas de cada viernes y hasta la mañana del siguiente lunes. Una medida también adoptada en las localidades de la Comunitat con más de 50.000 habitantes.

Esto implicaba, por ejemplo, la imposibilidad de que un residente en Almassora pudiera comprar en Vila-real, o uno de Orpesa pudiera acudir a actividades de ocio y compras en la capital. Incluidos los casos de aquellos que vivieran en zonas limítrofes. Estas restricciones desaparecen. Eso sí, se mantiene el toque de queda a las 22.00 horas, por lo que si uno se desplaza, debe tener en cuenta el cálculo para poder estar a esa hora en su domicilio.

En cuanto a las normas sobre los establecimientos comerciales también hay variación. El aforo máximo se amplía hasta el 50% del total, y se sigue con el uso obligatorio de la mascarilla en el interior de las tiendas, y el uso de gel hidroalcohólico para entrar.

Otro cambio tiene que ver con el horario. De las 18.00 horas, el máximo permitido pasa a las 20.00 horas, todos los días. En cambio, establecimientos considerados como esenciales, como tiendas de alimentación o supermercados, mantienen su horario habitual y no experimentan cambios respecto al estado actual.