Alucinante. Las collas disfrutaron ayer por todo lo alto de uno de los actos más participativos de los festejos fundacionales de Castelló, a bordo de sus carros engalanados. Desde primera hora de la mañana, partieron del centro de Castelló en romería un notable número de vehículos festivos, un total de 135. Seguramente, una de las cifras más elevadas de los últimos años.

En esta edición, los carromatos tradicionales, auténticas obras de arte, se exhibieron antes de salir desde el centro de la ciudad, expuestos todos ellos a lo largo de la calle Gobernador. «Las reinas de las fiestas, Natalia Palacio y Natalia Collazos, junto con la Junta de Festes, han visitado los carros de buena mañana, antes de salir hacia la ermita. El concurso es bianual, por lo que justamente en esta edición no hay competición y no se ha realizado ninguna puntuación», explicó el presidente de la Federació de Colles de Castelló, Pepe Beltrán Bacas, quien destacó que la estupenda meteorología fue muy favorable para la asistencia. «Ha sido una Romeria perfecta. Hemos almorzado y comido en un día estupendo, de verano», señaló Beltrán tras completar el regreso. Y es que fue verdaderamente una jornada de verano en primavera, con camisetas de manga corta y sombreros sobre la cabeza para aumentar el bienestar frente a los grados de más.

Una decena de estreno

El símbolo de las collas en la Romeria, sus carromatos, ya sean tirados por tractores, o bien furgonetas o camionetas, volvieron a ser protagonistas y a despertar la admiración por lo trabajado de su ornamentación y recreación de escenas costumbristas.

Además, al menos diez vehículos circularon por primera vez ayer, estrenándose para la Romeria. «De los 135 que han participado, han circulado unos 10 carros nuevos, bien porque los colectivos los han comprado para salir este año o bien porque se han remodelado por completo. Todo ello en vistas también del concurso del próximo 2020», relató Beltrán, quien no se atrevió a destacar unos sobre otros, pero sí que afirmó con rotunidad: «Hay de muy bonitos».

‘Slowfest’ al aire libre

Y es que la Romeria desde un carromato es un viaje al pasado en toda regla, disfrutando de la naturaleza, de la conversación y de la gastronomía en un slowfest, a un ritmo tranquilo como el de la velocidad máxima permitida para estos carromatos. Y luego viene la parada para reponer fuerzas y montar el asentamiento festivo en las dos zonas designadas a los pies de la Magdalena, «junto al puente y en la campa». Allí cocinaron y prepararon embutidos y paellas, entre otros aperitivos. Tanto a la ida como al regreso iban acompañados por motoristas de la Policía Local. «Queremos resaltar su buen trato», concluyó Beltrán.

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