A QUEMARROPA

Entretenimiento para toda la familia

Pablo Sebastiá

Pablo Sebastiá

El prestigioso periodista (y azote de los populismos) Vicente Vallés ya advertía el otro día que vamos a estar muy entretenidos durante los próximos meses. Las negociaciones de unos y otros por hacerse con el poder del Reino va a darnos momentos católica y radiofónicamente memorables, amén de chispeantes columnas periodísticas.

Que el poder autonómico, provincial y local haya caído ya en manos de la derecha garantiza que, de hacerse Pedro Sánchez de nuevo con la poltrona moscovita, la chirigota patria será de aúpa. Si Feijóo no consigue ser investido presidente, la ópera bufa sonará con estruendo en toda Europa.

La que se puede liar

¿Se imaginan, queridos lectores, la que se puede liar en los despachos de la gigantesca administración pública española si en el estado mandan unos y en las autonomías, en casi todas, los otros? Porque eso ya ha pasado con anterioridad, sí, pero con un clima de seriedad política muy alejado de la comedia berlanguiana actual. Cuando la palabra dada significaba algo (aunque fuera poco). Cuando las líneas rojas eran rojas, y no naranjas tirando a amarillo clarito casi blanco. Cuando el interés del estado estaba muy por encima (no mucho, pero lo suficiente) de los bastardos intereses partidistas. Y por último, pero no menos importante, cuando el currículum de los ministros y consejeros autonómicos al menos existía.

Los españoles hemos hablado. Y hemos elegido este sainete. Nos va la marcha. Los italianos, que en muchas cosas nos llevan años de adelanto y en otras no, han tenido docenas de gobiernos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Casi uno al año. No les ha ido mal. Como decía, la ópera bufa les ha ido como anillo al dedo. Quizá sea eso lo que necesita España para avanzar, quien sabe. El tiempo lo dirá.

Escritor

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