BABOR Y ESTRIBOR

También Margarita, pobre España

Lo suyo ha sido un jarro de agua fría, al desacreditar a los ocho jueces del CGPJ que cuestionan la ley de amnistía

Basilio Trilles

Basilio Trilles

Redacto estas líneas cuando Sánchez, de hinojos, acaba de ceder ante el chantaje de ERC. Hoy ya se sabrá la segunda parte de la felonía. A no ser que ocurra algún fenómeno paranormal que afecte a la testa del cobarde de Waterloo, se habrá consumado la rendición. Puigdemont pasará de delincuente prófugo a héroe triunfante de la subversión y, seguramente, próximo presidente de la Generalitat catalana. El otro día le recordaba al presidente en funciones unas palabras de Azaña, en esta ocasión le refresco la opinión del último jefe del Gobierno de la II República, el socialista Juan Negrín: «No estoy haciendo la guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino. Estoy haciendo la guerra por España y para España. Por su grandeza y para su grandeza». La memoria de aquellos socialistas que lo dieron todo, antes y después de la guerra civil, quedará manchada por un narcisista de diván que para sí lo habría querido Oscar Wilde de personaje literario. 

Ha desacreditado a ocho jueces

Margarita Robles, magistrada y sorprendentemente imitadora de los balidos del sanchismo, ha desacreditado a los ocho jueces del CGPJ que cuestionan la ley de amnistía. Ha dicho Margarita: «Esos vocales que deberían haberse ido hace mucho tiempo». Empero, la mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura es taxativa respecto a las maniobras de Sánchez: «Se pretende ahora dar un paso más y situarnos en el principio del fin de la democracia». Advirtiendo del alto riesgo de: «Volar por los aires el Estado de Derecho». Lo de Margarita ha sido un jarro de agua fría, al constatar que del dañino hipnotismo sanchista, entre la élite del PSOE solo escapa Page. Sánchez ha decidido cabalgar sobre un tigre. Pobre España.

Periodista y escritor

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