la firma del director

Desde la periferia

Ángel Báez

Ángel Báez

Está clara nuestra predilección por meternos de lleno en jardines y monotemas a los que nos suelen arrastrar la actualidad y, en estos días, pocos son los que logran escabullirse del enconado debate que rodea a perdonar todo lo que tuvo que ver con el conocido procés inducido por los independentistas catalanes. Aquel movimiento básicamente promovía la separación de una parte de España del resto, troceando el derecho a la soberanía de la que ya se habla en el primer artículo de la Constitución. Nada nuevo.

Ahora, todo aquel que directa o indirectamente haya estado involucrado en ese pulso al Estado quedará exonerado de sus responsabilidades en un más que discutible aquí no ha pasado nada.

Es cierto que en política siempre han sido muy habituales los cambios de opinión --las promesas incumplidas-- una vez se pasa de las mitineras arenas preelectorales a las moquetas institucionales. En la memoria queda aquel OTAN, de entrada no del socialista Felipe González, o la rebaja fiscal que se convirtió en subida con el popular Mariano Rajoy. Pero el asunto de la amnistía va más allá por la tozuda renegación que de ésta se ha hecho por parte de quienes hoy la promueven y la defienden, poniendo a los escépticos, prácticamente, en las trincheras de la involución. Y en este contexto de buscar periferias al procés apelo al derecho a ser amnistiado por seguir pensando que en esos aciagos días lo que se estaba promoviendo contravenía el Estado de derecho, para lo que sigo reiterando mi absoluta condena. Espero que me perdonen.

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