PUNTO DE VISTA

Libertad para comer, beber y fumar

Joaquín Serrano

Joaquín Serrano

Ya se sabe que lo normal de los estados autoritarios es prohibir: intentan reforzar su autoridad con normas y sanciones aunque algunas sean absurdas o inútiles, lo suyo es prohibir, recortar las libertades o suprimirlas. Mejorar la salud es una buena excusa, ¿pero dónde este el límite? Nadie moriría en accidente de trafico si se prohibiesen los vehículos, ¿absurdo, no?

Los que nos gobiernan, seguramente para entretenernos con chorradas y evitar que se cuestione lo grave: terroristas, independentistas, delincuencia, ruina económica, etc, proponen más restricciones. Que no comamos carne, todos vegetarianos, que no tomemos bebidas carbonatadas, o que no fumemos. Esta es quizás la más pertinaz: la ministra de Sanidad, Mónica García, prácticamente sin funciones, como médica y madre, quiere prohibir fumar en ¡tu coche! y también en las terrazas. Algo que ya experimentamos durante los inconstitucionales estados de alarma, en la Comunidad Valenciana, que fue el último reducto de este fanatismo.

Lo normal es que en las terrazas sean los hosteleros propietarios los que decidan qué se hace en su local. No parece que al aire libre pueda ser muy molesto, pero quien no quiera, que lo prohíba o cree secciones, y el que quiera porque da mejor servicio a sus clientes, que lo permita. Y que cada persona sea libre de escoger en qué local se sienta. Obligar, prohibir, sancionar, imponer, suprimir libertades, crear enfrentamientos entre ciudadanos, no creo que sea el camino de nada. Es absurdo no fumar en una silla y sí poder hacerlo de pie junto a la mesa. ¿Es más sano si estas levantado? ¿Y los discapacitados? Seguimos la senda de los disparates totalitarios.

Notario y doctor en Derecho