La rúbrica

Los vendedores de crecepelo

José Luis López

José Luis López

Todos y todas tenemos en la mente esas películas del oeste en las que salía la figura del vendedor de crecepelo, ese personaje capaz de colocarte una fórmula milagrosa que, paradójicamente, era una tomadura de pelo. Estos artistas de la manipulación y el engaño perviven.

El actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Castelló está plagado de embaucadores, pero les reconozco su arte de trileros. Desde el portavoz del equipo de gobierno, Vicent Sales, que en los plenos nos demuestra su incontrolable bilis en intervenciones dignas de un charlatán; pasando por el portavoz del PP, Sergio Toledo, el mamporrero del grupo capaz de hablar y hablar sin nada que aportar; o el concejal de Hacienda, Juan Carlos Redondo, que ayer nos demostró sus dotes de prestidigitador, para vendernos como fantástico un presupuesto nefasto, y nos mostró su malicia para atacar a nuestra portavoz, Patricia Puerta, ausente por convalecencia médica.

Pero no se olviden de la jefa de la cuadrilla, Begoña Carrasco, a la que aplaudo por saber vender tanto lo poco que producen. Lleva meses engañando con promesas incumplidas y hasta nos hace creer que es la inventora de la Navidad. Con ella ha llegado la luz y la diversión (menudo discurso ayer de postureo), pero no se ha dado cuenta que ha unido su futuro a los herederos del pasado más negro.

Carrasco nos vendió ayer un crecepelo en forma de ciudad superguay, con proyectos pensados en las personas. Pero no, señora alcaldesa. Usted engaña a los castellonenses, porque vende como suyas inversiones socialistas y nos intenta colar un nuevo brebaje en forma de rebaja fiscal que solo es gaseosa, con una pírrica reducción del IBI que apenas supondrá pagar de media al año a las familias 16 euros menos.

No, su presupuesto no es solidario ni social, porque recupera convenios a dedo para afines a PP y Vox y constatan que tenemos a una alcaldesa secuestrada por las tesis negacionistas de la ultraderecha.

Castelló no necesita faranduleros. Tenga cuidado con tanto crecepelo. 

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