LA FIRMA DEL DIRECTOR

La energía, esa gran encrucijada

Ángel Báez

Ángel Báez

La economía castellonense se debate en los últimos años entre grandes incógnitas que tienen en la energía su principal armazón. El desafío de apostar todo a una carta por la energía verde --algo que resulta muy loable y recomendable si queremos cuidar nuestro entorno-- conlleva una serie de riesgos en los balances de las compañías que ya son más que evidentes. Si hoy a un particular --un ‘casi donnadie’-- a la hora de adquirir un vehículo, le saltan las dudas a la hora de elegir una motorización de combustión o eléctrica, imagínense los quebraderos de cabeza de una empresa a la que se le plantea el dilema de cambiar o no radicalmente sus métodos de producción, con lo que supone de inversión millonaria en un contexto de estrechez financiera.

El dilema energético afecta, además, al futuro del propio territorio. ¿Apostamos por la producción a través de proyectos fotovoltaicos y eólicos o nos decantamos por depender de la energía limpia que se genera fuera, limitándonos a transportarla por el territorio través de grandes redes de distribución que coserán a jirones la provincia? Mientras un centenar de proyectos de energía renovable pensados para Castellón descansan desde hace años en los cajones del olvido bajo custodia de la Administración, voceros y adversarios de cada extremo afilan el lápiz de sus legítimos argumentos. Es una disyuntiva más como lo fue la decimonónica llegada del ferrocarril, lo que conllevó resquebrajar parte del paisaje para engancharnos a la modernidad. La energía nos pone ahora en una nueva encrucijada.