a quemarropa

El sanchismo y sus cosas

Pablo Sebastiá

Pablo Sebastiá

El sanchismo y la verdad, digámoslo claro, son incompatibles. A partir de esta sencilla y contundente realidad, sigamos analizando. El sanchismo ha hecho todo lo que ha podido, todo lo que ha querido, todo lo que ha necesitado para alcanzar y mantener el poder. Incluso negociar una amnistía con delincuentes y traidores, que no es moco de pavo. Para ello ha hecho uso de la mentira como herramienta habitual del debate público. A ningún españolito le extraña ya que un ministro mienta, que un diputado mienta, que el presidente del Gobierno mienta y que hasta el último mono del socialismo mienta. A algunos todavía nos escandaliza, pero no nos extraña.

Durante algunos años he defendido la idea de que el sanchismo y el PSOE no eran lo mismo. Pero hoy ya no puedo mantener tal afirmación. El sanchismo ha devorado al socialismo. No quedan políticos que no sean abiertamente sanchistas en el partido de Felipe, Alfonso y Zapatero. 

Faltar a la verdad, soltar trolas más grandes que un piano de cola, se ha convertido en algo habitual para el Gobierno de la nación y para todos y cada uno de aquellos cargos públicos socialistas que siguen en activo y quieren mantener sus actuales privilegios. Así es la vida, queridos lectores, y así se la estamos contando.

Todo lo vivido esta semana en el Congreso de los Diputados no es más que el penúltimo capítulo de la degradación ética con la que el sanchismo está mancillando la política española. El revés que Puigdemont le ha dado, el soberano guantazo a mano abierta que le ha arreado a la dignidad del Gobierno, no será el último. Pero con tal de mantener el sueldito y el silloncito, el sanchismo aguantará lo que sea. Al tiempo.

*Escritor