Opinión | La ventana de la UJI

UJI-Voluntària: grupos vulnerables

Tenemos un voluntariado joven, comprometido, que nos muestra una cara de la juventud dinámica, llena de ideas y creatividad

El año 2024 ha comenzado ahondando la tendencia de las sociedades contemporáneas a convertirse en sociedades cada día más complejas y líquidas, según la calificación acuñada por Zygmunt Bauman. A estas sociedades, cambiantes y fluidas, de velocidad de vértigo, que todavía sufre el impacto de lo que fue la pandemia de covid-19 y que todavía tiene importantes temas pendientes de salud mental, se la conoce con el término VUCA, acrónimo que responde a las siglas en inglés de los siguientes términos: volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.

Para vivir en estas sociedades de forma más o menos sana, hemos de gozar de salud, tener fuerza (tanto emocional como social), un trabajo que agrade, una red sólida de apoyo…

De este modo, resulta necesario poner el foco en lo emocional y lo comunitario para llevar a cabo transformaciones sociales positivas en una sociedad de gran exigencia en la que no todo el mundo tiene acceso a todo lo necesario; y, aún teniéndolo, puede encontrarse en riesgo de poder perderlo.ay un sector muy amplio, por tanto, que puede estar en situación de vulnerabilidad social.

Entre estas personas que pueden estar en riesgo de vulnerabilidad se encuentran las personas mayores, cada día alcanzando una edad más avanzada, pero con el fantasma de la soledad acechando en este mundo de velocidad de vértigo. También la población migrada, sin la suficiente red social de apoyo para poder prosperar fácilmente; las personas con discapacidad, consiguiendo grandes hitos, pero también enfrentando barreras todavía por romper; la infancia y adolescencia, con mucha necesidad de protección, pero también de ser escuchada…

Estas personas en situación de vulnerabilidad necesitan principalmente acompañamiento, contar con alguien que afloje su velocidad del día a día y simplemente se pare para escuchar y ofrecer cuidados. Esto, que parece tan sencillo, se vuelve una tarea titánica dado que las personas se encuentran con falta de tiempo. Este, pues, el tiempo, se ha convertido en uno de los bienes más preciados que poseemos. En la línea de la autora Almudena Hernando, para avanzar hacia la transformación social, hay que intentar romper la disociación razón-emoción y poner en el centro lo relacional (que considera que es lo mismo que lo emocional); ya que las relaciones humanas son más desiguales cuanto más inconsciente es la emoción en el discurso social de la verdad.

Es cierto que las Administraciones Públicas ponen a disposición de la sociedad recursos adecuados para las personas que están en situación de vulnerabilidad social, sin embargo, en la mayoría de los casos, estos no son suficientes, por lo que surgen asociaciones y fundaciones, entre otras entidades privadas, para desarrollar el trabajo allá de donde no llega la lo público.

Para apoyar en estas sociedades de rapidez y de tareas sin fin que funcionan como montañas rusas emocionales, surge otro grupo social que se detiene, que toma un poco de su tiempo y decide entregarlo a las personas en situación de vulnerabilidad, este grupo lo constituye el voluntariado. Un voluntario o voluntaria es una persona que en la vorágine del día a día, se ha detenido, ha mirado alrededor y ha decidido por su propio convencimiento y voluntad ponerse al servicio de aquellas personas que más lo necesitan. Es decir, el voluntariado es participación social, en cuanto que analiza el contexto comunitario y decide intervenir para ejercer cambios a mejor, centrados en los cuidados y en solidificar redes.

El voluntariado es un método eficaz para evitar la llamada McDonaldización de la sociedad, término acuñado por George Ritzer siguiendo la línea teórica de Max Weber y su «jaula de hierro» para describir las consecuencias estratificadoras kafkianas de la vida burocratizada y rápida, de racionalidad instrumental que se vuelve irracional.

Aunque parezca extraño por su valor, hay muchas personas voluntarias brindando su apoyo a grupos vulnerables en las asociaciones y fundaciones de Castellón y de toda la Comunitat Valenciana, cada una de ellas en el área en el que considera que puede ser de mayor utilidad.

Siendo tanta la energía del voluntariado, de ellas surge la necesidad de crear instituciones dedicadas al mismo como la Plataforma del Voluntariat de la Comunitat Valenciana, que con 162 entidades de voluntariado que son miembros, da apoyo y soporte a todas las entidades que la conforman promoviendo que más personas se unan a este movimiento de participación social.

También en la Universitat Jaume I contamos con la Oficina de Cooperació i Solidaritat (OCDS) desde donde se impulsa el proyecto UJI Voluntària, un gran proyecto desde el que se anima al estudiantado universitario a compartir algo de su tiempo con las personas que están más en riesgo de vulnerabilidad social. Un voluntariado joven, comprometido, que nos muestra una cara de la juventud dinámica, llena de ideas y creatividad, así como de voluntad de trabajo y entrega.

Las personas voluntarias comparten una misma ética, la ética del cuidado, ésta es una ética que promovió en su día la filósofa y psicóloga estadounidense Carol Gilligan, para quien esta ética supone concebir la sociedad como un entramado de relaciones, en las que, debido a estas relaciones estoy atenta a las necesidades de los demás y me responsabilizo de ellos tratándoles con delicadeza y respeto, y ayudándoles de esta manera a que alcancen su autonomía en la sociedad.

Junto a una ética común, por experiencia en el trabajo con voluntariado diremos que el voluntariado también comparte un brillo en la mirada que es diferente, de alegría, quizá por lo que intuyó Rabindranath Tagore, filósofo indio de gran prestigio como poeta y también como persona quien escribió: «Soñé que la vida era alegría, me desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que servir era la alegría».

Técnica de ILÊWASI y directora de ILÊWASI (Julia Férriz) y vicepresidenta de la Plataforma de Voluntariat de la Comunitat Valenciana (Mari Paz Ramos)