EL ASESINO EN SERIE DE CASTELLÓN YA ES LIBRE

Crimonólogos abogan por el estudio obligatorio de asesinos como JFV

La decana del colectivo en Madrid dice que España es el único país de Europa que no regula este tema y recuerda que estos profesionales están acreditados para certificar la reinserción de los criminales, pero «no contamos»

JFV en el momento de su salida de prisión

JFV en el momento de su salida de prisión / GABRIEL UTIEL

Cuál es el paradero actual de JFV como hombre libre es, de buen seguro, el secreto guardado con mayor celo por su parte y la de los allegados que le puedan quedar tras haber cometido cinco asesinatos en Castellón. Dice que no volverá a la provincia donde cometió sus crímenes, que quiere irse al extranjero y que se arrepiente de lo que hizo. Habrá que creerle, porque se trata de una cuestión de fe. Así lo apuntan, al menos, profesionales del análisis criminal, que llaman la atención sobre las escasas garantías de reinserción que ofrece el sistema.

Con la puesta en libertad de JFV, la decana del Colegio de Criminólogos de Madrid, Carmen Balfagón, en declaraciones a Mediterráneo, señala que «somos el único país de Europa, a excepción de Francia, en el que no está regulada nuestra profesión». Explica que en su formación «nos habilitan para certificar la reinserción» y pese a ello, «no estamos en las instituciones penitenciarias». En el sector público «no hay ni una plaza para criminólogos, no estamos en los juzgados de menores ni en los de instrucción ni en las prisiones» a pesar de que «desde el 2011, con el Grado de Criminología, sacamos al año a estudiantes que necesitan una nota similar a la de medicina para acceder a esta titulación, que después la Administración no reconoce».

Una oportunidad perdida

Balfagón afirma que «en España, asesinos seriales como JFV no hemos tenido tantos, y hubiera merecido la pena que se hubiera estudiado». Insiste en que él llegó a lamentar que no se hubiera hecho. «Se le ofreció el tratamiento para agresores sexuales pero, por lo que sé hasta ahora, se negó porque afirmaba que él no lo era». En su opinión, «a base de intervenir, de haber sido posible, podríamos haber sacado sus motivaciones reales».

En cualquier caso, para esta experta criminóloga, el tratamiento y la investigación sobre las causas de los crímenes de esta gravedad no deberían ser una opción, sino tener carácter obligatorio desde el ingreso en prisión como garantía para la reinserción que, al fin y al cabo, es el objetivo del sistema.

En relación a la entrevista que le realizó en la cárcel, Carmen Balfagón explica que se solicitó a partir de un estudio que se había planteado en una de las universidades en las que ella estaba en ese momento, «un estudio con pocos medios y espacio» pero que tenía claras las aspiraciones, «conocer su opinión» y llegar a conclusiones científicas desde el punto de vista de la criminalística sobre sus razones. «No se pudo terminar»

«A JFV no lo hemos estudiado, no le hemos hecho ninguna prueba que nos ayude a prevenir el origen de esa pulsión por matar».

Carmen Balfagón

— Decana del Colegio de Crimonólogos de Madrid

De este modo, cualquier afirmación en relación a lo que pueda suceder con JFV en la calle pertenece a la categoría de la suposición. Eso concluye Balfafón, porque «no lo hemos estudiado, no le hemos hecho ninguna prueba que nos ayude a prevenir el origen de esa pulsión por matar».

Señala a Gustavo Romero Tercero, el asesino de Valdepeñas. «Se llevó por delante a tres personas, disfrutaba matando, es un tipo malo. Cuando salga, ¿qué intervención se habrá hecho con él?». El sistema debería dar garantías para que no suceda como en Lardero, donde un niño de 9 años murió a manos de un ex convicto reincidente. 

«NECESITAMOS SABER»

Hay una razón para que personajes como JFV sean tan mediáticos. La sociedad quiere saber, lo necesita, de hecho. Carmen Balfagón afirma que esa necesidad «es consustancial al ser humano» y tiene explicaciones antropológicas.

Una de las principales motivaciones que nos mueven a querer conocer cada detalle de la historia de un asesino como Ferrándiz es tener la información suficiente «para saber qué haríamos si nos encontráramos en el lado de las víctimas para sobrevivir», detalla la conocida criminóloga. Una parte del interés está justificado por «nuestro concepto de autodefensa». Y añade: «De forma consciente o inconsciente, queremos adentrarnos desde nuestra posición alejada de la situación y plantearnos, yo reaccionaría de esta manera».

El morbo, como ese atractivo propio de lo turbio, prohibido o escaboroso, como lo define la RAE, también es algo compartido por la gente en general, afirma.

Y después está la necesidad de comprender. Recuerda el caso del <em>asesino de Valdepeñas</em>, Gustavo Romero Tercero, agresor sexual y asesino de tres personas. Entre los residentes en ese municipio «nadie podía pensar que un vecino acabaría matando y se han leído todo lo que se ha publicado sobre él y sus crímines».

Carmen Balfagón considera que, de algún modo, «nos fascina lo que vemos difícil de hacer nosotros mismos y nos preguntamos cómo se puede ser capaz».

Esta experta indica que el miedo que pueda generar la liberación de JFV «siempre está justificado», por eso incide en que «si el equipo que lo ha tratado en prisión diera explicaciones de sus conclusiones, a la gente no le iba a gustar tenerlo al lado, pero daría otra sensación, una sensación subjetiva de seguridad». Pero no es así. «Si no es por los medios, la gente no se enteraría de que este señor va a salir o ha salido de prisión, no se da ninguna explicación».