La histórica clasificación del Villarreal para la final de la Europa League ha provocado que el ‘planeta fútbol’ eche su mirada sobre Vila-real y la provincia de Castellón. Llama la atención que un municipio de poco más de 50.000 habitantes esté representado en toda una final continental. Sin embargo, la pasión por el Submarino va mucho más allá de las fronteras de la localidad de la Plana Baixa.

Una muestra de ello es Carlos Pérez, un ‘groguet’ residente en la población murciana de Alcantarilla, que disfrutó este jueves de la machada como si la estuviera viviendo en el mismo Emirates. Echó de menos, eso sí, a su inseparable ‘socio’ en lo que a animar al Villarreal se trata, su padre, fallecido el pasado 2020. Así lo reflejó en un mensaje en redes sociales que no ha tardado en viralizarse:

El porqué un niño de 11 años de Murcia se convirtió en fiel seguidor del Villarreal lo explica el propio Carlos: “Mi padre era del Barça, pero se aburrió de que siempre estuviera arriba, no era atractivo ya para él. Nos gustaba el fútbol con jugadores humildes para disfrutar con los amigos, no para ver a estrellitas”. Y en eso que se sentaron juntos ante la televisión hace 15 años para ver una semifinal entre el Villarreal y el Arsenal de Liga de Campeones: “Cada jugada la sentíamos como si fuéramos del Villarreal de toda la vida. El penalti de Riquelme se nos clavó como una puñalada, nos quedamos frustradísimos, y al día siguiente vimos que se nos había despertado un sentimiento, que éramos del Villarreal”.

Su idilio con el Submarino se mantiene firme desde entonces, aunque en la actualidad por desgracia ya no lo puede vivir junto a su mejor ‘socio’: “A mi padre le diagnosticaron un tumor el año pasado y con solo 59 años nos dejó. Salía a correr y estaba más en forma que yo. Fue muy injusto porque era muy bueno. Ayer me acordé mucho de él, pero tengo la esperanza que donde esté lo pudiera disfrutar tanto como disfrutábamos viendo juntos en el salón o en el bar cada partido del Villarreal”.

Imagen de Carlos en València luciendo sus colores. MEDITERRÁNEO

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La pasión de Carlos por el conjunto amarillo le llevó este verano a acercarse a Pinatar, donde se concentró el Villarreal, para intentar conocer a los jugadores a los que sigue cada partido por la pequeña pantalla, pero no pudo “por el coronavirus. Una vez llegué al complejo me tuve que volver porque como es lógico no me dejaron entrar a causa de la pandemia”. Pese a que ha podido ver al Villarreal en campos próximos como el del Elche o Murcia tiene la ‘espinita’ de no haberse acercado aún al Estadio de la Cerámica: “Era un sueño que tenía con mi padre y ya no podré cumplirlo con él”, lamenta.

Tampoco podrá acudir a Polonia al no ser socio, pero comenta entre risas que “empeñaría lo que hiciera falta para estar en esa final. Entiendo que somos muchos aficionados y hay pocas entradas. Sí podrán ir algunos de mis amigos de Vila-real, que espero que regresen con el título de la Europa League”. Ya sabemos para quién iría dedicado…