Castellón pierde en 20 años la mitad de cooperativas y empresas citrícolas

La provincia apenas cuenta con 68 operadores y la peor parte de los cierres se la llevan las cooperativas

Una mujer trabaja en una cooperativa citrícola, en una imagen de la pasada campaña.

Una mujer trabaja en una cooperativa citrícola, en una imagen de la pasada campaña. / German Caballero

Elena Aguilar

Elena Aguilar

La citricultura sigue siendo la joya de la corona de la agricultura de Castellón y eso que este sector, que cada temporada factura en el exterior más de 700 millones de euros y da empleo a 25.000 trabajadores, ya no es ni sombra de lo que fue. Los elevados costes de producción, la entrada cada vez más masiva de fruta foránea y, sobre todo, unos precios en el campo que dan para más penas que alegrías, han sumido a la naranja en una crisis permanente. Cada vez quedan menos productores y menos superficie cultivada y eso, lógicamente, se ha traducido en una drástica reducción del número de operadores. Y los expertos lo tienen claro: la oleada de cierres de cooperativas y comercios que se ha producido en los últimos años está muy lejos de tocar techo.

El último golpe llegaba esta misma semana. La cooperativa Citrics de Nules, la última que quedaba en la cuna de la clemenules, la reina de la citricultura de Castellón, anunciaba su cierre por no poder asumir una deuda de 21 millones de euros. «El desastre para Nules es total. En este pueblo nació la clemenules y en este mismo pueblo, en los años noventa, llegaron a contabilizarse 7 cooperativas. Hoy quedan cero», cuenta un veterano llaurador de esta localidad de la Plana Baixa que prefiere que no se publique su nombre.

Citrics de Nules (la entidad nació hace tan solo dos años de la absorción de Nulexport por parte de Cipla) ha sido la última en caer, pero los datos que maneja Asociex, la Asociación de Exportadores de Fruta de Castellón, demuestran la profunda transformación que ha sufrido el sector en los últimos veinte años. En apenas dos décadas, la patronal ha perdido prácticamente la mitad de las cooperativas de naranjas y comercios privados asociados, al pasar de 121 a 68 operadores. 

Número de cooperativas y comercios prinados en Castellón.

Número de cooperativas y comercios prinados en Castellón. / MEDITERRÁNEO

La peor parte de ese recorte se la han llevado las cooperativas, un modelo de negocio que pasa por un momento delicado. Y la estadística así lo demuestra: desde el 2003, su cifra se ha recortado un 61%, ymde las 31 que contabilizaban a principios del milenio solo quedan 12..

Con el cierre de Cítrics, Nules se queda sin cooperativa pero no es, ni mucho menos, la única localidad de la provincia en esta situación. En Castelló, por ejemplo, donde en los años 70 del siglo pasado llegaron a haber seis cooperativas y diez comercios privados, tampoco queda ninguna, y la última (la Sociedad de exportación número 3 de la Cooperativa San Isidro, popularmente conocida como Casi 3) desapareció hace casi siete años. 

Almassora y Burriana también forman parte de la lista de municipios sin cooperativa citrícola (Burriana llegó a tener tres), mientras que en Vila-real solo quedan dos (Real Export y Citrias), aunque en los tiempos de bonanza llegaron a existir seis (Cenal, Sonavi, Coana, Cosecheros...).

Pocas pero más grandes

El cooperativismo citrícola está claramente de capa caída (muchas entidades no han tenido más remedio que fusionarse), pero en Castellón todavía existen media docena de entidades que han sabido ganar en tamaño y presencia internacional. Y entre todas destacan, además de las dos de Vila-real, Cocalni de les Alqueríes, la todopoderosa San Alfonso de Betxí o Benihort de Benicarló

La cifra de cooperativas va claramente a la baja, pero si se analizan las cifras de los comercios privados la tendencia es exactamente la misma. En Castellón se contabilizan 56, un 37% menos que hace dos décadas, cuando eran 90.

Entre la treintena de operadores privados que han echado el cierre en los últimos años en Castellón destaca Peris Agost Hermanos, la citrícola de Almassora con casi cien años de historia que desapareció el pasado noviembre y dejó en la calle a 180 trabajadores.

Algunos comercios se han esfumado y otros se han fusionado para ganar tamaño. Es el caso, por ejemplo, de la compañía Llusar de Xilxes (controlada por un fondo de inversión) que a finales de 2021 adquirió naranjas Torres, con sede en Almenara. Tras su fusión crearon el grupo Iberian Premium Fruits, que comercializa 100.000 toneladas de fruta al año y cuenta con fincas tanto en Castellón como en Sudáfrica.

Otro monstruo del sector citrícola es Greenmed (antigua Martinavarro) que, con sede en Almassora, pertenece al grupo Citri&Co, integrado además por las empresas Río Tinto Cítricos, Perales y Ferrer, mientras que en Burriana o les Alqueries destacan compañías como García Ballester o Bagú. 

Todo ese proceso de concentración no es exclusivo de Castellón. Lo sabe bien Paco Borrás, consultor hortofrutícola que recuerda que en 1993 había 773 exportadores de cítricos en España (642 comercios privados y 131 cooperativas). Entre todos gestionaban una producción de 5 millones de toneladas. «Hoy se encuentran activos 250 comercios y 50 cooperativas que gestionan 7 millones de toneladas», explica. Y otro dato más: los almacenes que han echado el cierre procesaban menos de 5.000 toneladas anuales, mientras e los que siguen en pie trabajan entre 50.000 y 100.000 toneladas. 

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