Sudáfrica amenaza con volver a dejar de exportar naranjas por puertos españoles

La patronal citrícola de ese país considera que en España el riesgo de detectar mancha negra es «50 veces mayor»

Estibadores cargan un buque de naranjas.

Estibadores cargan un buque de naranjas. / MEDITERRÁNEO

Elena Aguilar

Elena Aguilar

Sudáfrica sigue maniobrando para minimizar el impacto de la normativa europea en materia de prevención de plagas y enfermedades. Según ha podido comprobar este diario, los exportadores de cítricos del país austral consideran «inaceptable» el riesgo que conlleva exportar sus cítricos y someterse a la inspección portuaria de la Fito española (Servicio de Inspección Fitosanitaria dependiente del Ministerio de Agricultura). Así aparece en la Memoria 2023 de la Citrus Growers Association (CGA) of Southern Africa (la asociación de exportadores sudafricanos) publicada en julio y en la que reconoce que la probabilidad de que alguna de las partidas de sus naranjas, mandarinas o limones sea rechazada por los funcionarios españoles por estar infectadas con el hongo mancha negra es «hasta 50 veces mayor» que si acceden a la Unión Europea por otros recintos portuarios.

La advertencia de la patronal citrícola sudafricana se produjo en julio, unas semanas antes de que se confirmara la cifra récord de interceptaciones acumuladas de naranjas con mancha negra. De hecho, las altas cifras de rechazos acumuladas hasta el septiembre y la previsión de que, como ocurriera en 2022, durante octubre y noviembre puedan producirse bastantes más, motivó que la pasada semana la interprofesional Intercitrus reclamase el «cese inmediato» de las importaciones originarias de este país, que es el primer proveedor de la UE no comunitario de cítricos (con alrededor de 900.000 toneladas anuales). Eso y que, en adelante, el ejecutivo comunitario regule que a partir de acumular cinco interceptaciones de fruta infectada, la UE pueda suspender unilateralmente el tráfico comercial de agrios con este país.

A mitad del pasado septiembre, la interprofesional española ya denunció como la patronal sudafricana había emprendido una «campaña de desinformación» en Europa para tratar de ocultar que la infección provocada por este hongo estaba «desatada» en aquel país. Semanas después, Intercitrus reincidía en los incumplimientos de estos exportadores, esta vez en cuanto a las medidas reguladas para prevenir la entrada de otra plaga, la Falsa Polilla, y denunciaba que no estaba cumpliendo el tratamiento en frío para matar las larvas de este insecto.

La historia se repite

La amenaza de los exportadores sudafricanos de tratar de evitar los controles de los puertos españoles y de cuestionar la validez de las pruebas que se hacen para detectar positivos por mancha negra no es nueva. Ya se dio en 2015 cuando, en circunstancias muy parecidas y justo después de registrar como ahora una alta cifra de rechazos por este hongo en toda la UE, Sudáfrica decidió ordenar a todos sus miembros dejar de pasar por España. Entonces, el sector de este país ya hizo sus cálculos: mientras que los funcionarios españoles solo necesitaban 40,1 inspecciones para detectar un positivo por este hongo, los de Holanda requerían de hasta 966 y los de Portugal, 713. ¿El resultado? Dejaron de dirigir sus envíos por España y, junto a Rotterdam, potenciaron los puertos lusos. Y eso explica porqué solo el 0,69% de las exportaciones de cítricos sudafricanos a la UE lo hicieron en 2022 ingresando por recintos españoles. 

No siempre fue así. En 2007 el tráfico de cítricos descargados en los puertos españolas sumó 85.000 toneladas y suponía la tercera vía de acceso de toda la UE.

Un hongo que sería una ruina para los cítricos de Castellón

Su nombre científico es Phyllosticta citricarpa. Se trata de un minúsculo hongo más conocido por las siglas CBS (Citric Black Spot) o también por mancha negra, por las marcas de este color que deja en la piel de naranjas y mandarinas. Y aunque el hongo no afecta a la calidad de la fruta, afea mucho su aspecto lo que la convierte en inservible desde el punto de vista comercial.

Presente especialmente en Sudáfrica, el sector citrícola español avisa que si esta plaga entrara en España sería una autentica catástrofe.

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