BÚSQUEDA DE ALTERNATIVAS A LAS SUCESIVAS CRISIS DEL SECTOR CITRÍCOLA

La renovación del campo en Castellón llega de la mano de las mujeres y la venta directa

Envían la fruta a los clientes porque les piden la calidad que ofrece el árbol después de recolectar

Heredan parcelas familiares y deciden seguir cultivándolas pero con otro modelo de comercialización

Inés y Cristina son un buen ejemplo de que otro modelo agrícola es posible.

Inés y Cristina son un buen ejemplo de que otro modelo agrícola es posible. / MEDITERRÁNEO

Siguen siendo minoría, de hecho podría decirse que su presencia es todavía testimonial, pero la renovación en el campo tiene nombre femenino y plantea otro modelo de comercialización como alternativa a las sucesivas crisis del sector agrícola, la venta directa.

Cada vez son más los productores que se rebelan contra el sistema actual de venta y distribución, que les ofrece resultados tan irregulares, con preponderancia de las campañas malas frente a las menos malas, y optan por buscar directamente a los clientes para ofrecerles el cada vez más popular, «del campo a la mesa».

En una búsqueda por internet no cuesta encontrar ejemplos en esta provincia de agricultores que han apostado por aquello de renovarse o morir, y entre todos, llaman la atención dos mujeres que han decidido tomar las riendas de su vida de la mano del trabajo agrícola, e pesar de los pesares.

Entre los proyectos más recientes está el de Naranjas Launu, una marca comercial tras la que está Inés Juliá de la Puerta, una vecina de la Llosa que compagina un trabajo de oficina con el cultivo de cítricos en las fincas heredadas de una larga saga de agricultores.

Llegó el momento del relevo generacional «y me dije, esto es para tí, tienes que plantearte qué haces, si sigues adelante o dejas perder árboles en plena producción». Con su propio trabajo, optó por probar. Pero tenía claro que tenía que ser de otra manera.

«En una conversación salió el tema, se nombró lo de la venta on line y la venta directa al consumidor final, porque hay gente que lo valora mucho y lo busca», y así puso en marcha Naranjas Launu, que afronta su primera campaña, «aquí estoy, intentándolo».

Con la tradicional 'cadireta'

Cristina se crió en Nules con esa tradición de la cadireta en la puerta de casa para vender entre los vecinos el excedente de la producción. Hace 10 años, con unas perspectivas laborales inciertas, empezó a cultivar sus propios tomates, en terrenos familiares, que llevaba al mercado de abastos. Los acopiaba en una cochera donde «la gente se acercaba para preguntar si podía vendérselos» y al final, la clientela fue creciendo y también los productos que ponía a su disposición.

Hoy regenta La Tosquilla, un comercio de proximidad cuya apertura fue consecuencia directa del cierre perimetral de la pandemia, cuando empezó a recibir llamadas de no pocos residentes de temporada en la playa de Nules, con domicilio en Madrid y otras ciudades alejadas de la costa, que le pedían las mismas frutas y verduras que le compraban los fines de semana en su negocio.

Cristina es la única productora de clemenules adherida a Castelló Ruta de Sabor. Ahora participa en ferias, las últimas Gastrónoma y Madrid Fusión, donde acudió con la Carrasca de Culla, «que elaboró una tapa con mis productos». «Siempre con la cadireta detrás», afirma con la satisfacción de quien es fiel a su origen.

«En muchas ciudades no conocen la calidad de las naranjas acabadas de recolectar y sin pasar por las cámaras»

Inés Juliá de la Puerta

— Naranjas Launu

A Inés, de Naranjas Launu, le dicen que «mis clementinas no saben igual que las que compran en el supermercado, y yo les digo que saben como siempre, lo que pasa es que no están acostumbrados a este producto de calidad que, entre otras cosas, no pasa por el golpe de frío de las cámaras, que es lo que mata el sabor de la fruta».

Cristina está ampliando progresivamente las parcelas de cultivo, «he cogido fincas de banco de tierras, porque hacía corto de naranjas para lo que me pedían». Incluso hay personas que van a buscarla para que continúe explotando sus campos o para poner a su disposición huertos abandonados. Así, ha logrado proveer de frutas y verduras de temporada durante todo el año.

Ambas, Inés y Cristina, son ejemplo de que otra manera de vivir de la agricultura es posible

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