Para evitar la ‘pinyolà’, defienden la convivencia de citricultores con apicultores

Conciliar la actividad apicultora y la citrícola es un reto antiguo y complejo para el que, a día de hoy, no se ha encontrado una solución efectiva. Esa es la realidad reconocida por todas las partes implicadas, aunque iniciativas para abordarla no faltan. 

Al menos así lo defendió ayer la Unió después de que Mediterráneo se hiciera eco del malestar y preocupación que ha generado entre las asociaciones de agricultores independientes de Vila-real y Nules una «grave» pinyolà detectada en algunas zonas de la Plana. La propuesta pasa, según explica el secretario general del sindicato, Carles Peris, por la puesta en marcha de un plan de convivencia, una opción que no es la primera vez que se plantea pero que en breve se va a presentar a la Conselleria de Agricultura «mejorada».

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Peris incide en un hecho que, desde su punto de vista, es clave. «La normativa actual es imposible de cumplir, porque desterraría y arruinaría a la apicultura», de manera que reconoce que «no se cumple al 100%». Uno de esos incumplimientos podría haber provocado la pinyolà denunciada en Vila-real y Nules. En este último municipo se detectó la instalación de unas 20 cajas a menos de 4 kilómetros de los cítricos, distancia mínima establecida por ley.

Sin negar esa realidad, aunque inciden en que tiene muchos matices, quienes firman el documento mencionado --La Unió, Ava-Asaja, UPA y Cooperativas Agroalimentarias CV-- se centran en la necesidad de conciliar ambas actividades con una propuesta de medidas para «limitar la polinización cruzada entre plantaciones de cítricos mientras se protege la apicultura en la Comunitat».

Compatibilizar actividades

Para las partes firmantes, la medida principal aplicada hasta la fecha, alejar las colmenas de los naranjos en época de floración, especialmente de las zonas con variedades híbridas polinizantes, es un problema serio que afronta la apicultura, afirman, que en el territorio autonómico «está al límite de la rentabilidad y la supervivencia». Es la razón por la que proponen acciones «apremiantes» para «restablecer la convivencia de manera conjunta, equilibrada y con perspectiva de futuro», remarcan. Peris incide en que «las tesis involucionistas que no quieren cambiar nada nos perjudican a todos».

Piden hacer «un seguimiento técnico y con rigor que permita identificar posibles zonas de conflicto», con incidencia probada y denuncias previas. Califican estos como «casos excepcionales» donde podrían restringirse los asentamientos de colmenas en zonas citrícolas como muy tarde, señalan, «un mes antes de la floración».

Proponen acometer una política de «disminución progresiva de las nuevas plantaciones con variedades que provoquen polinización cruzada». Para las que ya existen, sugieren acogerse a las línea de ayudas para la reconversión varietal e instalar un sistema de enmallado que proteja la floración y evite la polinización; de hecho, el presupuesto de la Generalitat 2024 ha reservado 500.000 euros.

Un censo

Quieren que se realice un censo obligatorio de los asentamientos de colmenas, «originarios o trashumantes» y que la Conselleria «no dé interlocución a otros representantes apícolas ni de producción citrícola que no sean las organizaciones profesionales agrarias reconocidas» y la Unió solicita un mapa agronómico. 

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