Reportaje

Capitán Agustín Lizano, el piloto republicano ‘casi’ desconocido

En la Guerra Civil pilotó los bombarderos ‘Katiuska’

AgustínLizano con su mujer, Carmen Soriano.

AgustínLizano con su mujer, Carmen Soriano. / Mediterráneo

Nel·lo Navarro | Àngel Font

En la década de los años cuarenta, en plena posguerra, decenas de hombres y mujeres de Alfondeguilla recorrían andando cada día los más de cinco kilómetros que separan la población de la desaparecida fábrica Segarra de La Vall d’Uixó. Entre ellos se encontraba un hombre que rondaba los cuarenta años; hacía poco que vivía en esta localidad de la Serra d’Espadà y sus compañeros y compañeras de camino apenas le conocían. Era mecánico en la sección de curtidos de la fábrica, se llamaba Agustín Lizano Ornaque y acababa de cumplir pena de cárcel por haber sido capitán piloto de las Fuerzas Aéreas de la República.

Lizano nació el 14 de julio de 1903 en Castelnou, pueblo situado al norte de la provincia de Teruel, y migró siendo joven con su familia a Barcelona. A los 20 años ingresó en el Cuerpo de Auxiliares de Aeronáutica Naval como mecánico. En su historial militar encontramos su ascenso a Auxiliar de 1ª con destino al servicio fotográfico en la Escuadrilla de Combate y Acompañamiento, en el aeródromo de La Ribera de San Javier, Murcia. Fue durante el verano de 1935 y allí comenzó a volar como fotógrafo acompañante y, probablemente, allí creció en él la firme voluntad de convertirse en piloto.

El golpe militar de 1936

Al producirse el golpe de estado del 36 nuestro protagonista acababa de aprobar un curso de oficiales de 3ª en Barcelona y fue promovido a alférez de fragata. Volvió a San Javier, que había quedado en zona republicana, para reincorporarse en el servicio fotográfico, pero el comienzo de la confrontación civil dio un vuelco total a su carrera militar. La II República necesitaba urgentemente aviadores y se organizó en el aeródromo de Los Alcázares un curso de pilotos en el que podían participar los mecánicos de aviación. Agustín Lizano no se lo pensó dos veces y se inscribió. Superadas todas las pruebas, en octubre de 1936 fue declarado apto para volar. Su ilusión de convertirse en piloto se había hecho realidad. Ascendió a teniente y sus primeros vuelos los hizo con hidroaviones y consistieron en bombardeos contra instalaciones militares de Mallorca

Piloto de ‘Katiuska’

Para perfeccionar su pericia como piloto se inscribió en un curso de aviones polimotores y una vez superado con aptitud ascendió a capitán y fue destinado a la 2ª escuadrilla del Grupo 24 de bombarderos Tupolev SB-2 Katiuska, modernos bimotores de fabricación soviética adquiridos por la II República. Lizano comenzó a operar a los mandos de uno de estos aviones efectuando bombardeos en el frente de Huesca. Tras estas misiones la 2ª escuadrilla de bombarderos en junio de 1937 participó en la batalla de Brunete.

Las misiones de bombardeo no estaban exentas de peligro. A la defensa antiaérea franquista había que añadir el hostigamiento de los aviones de caza enemigos. Durante una misión, el 17 de julio de 1937, Lizano fue derribado y herido por un caza Messerschmitt de la Legión Cóndor. El suceso lo describió en sus memorias el jefe de la 2ª escuadrilla Enrique Pereira: «… divisamos de frente, en la misma dirección y sentido contrario, cuatro puntos, a la misma altura que nosotros. Lizano quedó unos metros rezagado, muy poco, pero Armando Gracia, cuyo avión era completamente nuevo, demostró todo lo que no se debía hacer al salirse de la formación y cruzarse con Lizano, dejando a este como fácil blanco de los cuatro Messerschmitt, que inmediatamente lo incendiaron, saliendo de él dos tripulantes que se lanzaron en paracaídas, mientras que el aeroplano se estrelló en las cercanías del frente».

Represaliado

Lizano saltó en paracaídas y fue rescatado y hospitalizado hasta restablecerse de sus heridas, pero ya no volvió a volar y pasó a desempeñar tareas administrativas en la 5ª Región Aérea. Acabada la guerra se entregó a las autoridades franquistas, siendo juzgado en la base de San Javier, expulsado de la Armada y condenado a seis años y un día de prisión mayor. Estuvo internado inicialmente en la cárcel provincial de Murcia y luego trasladado a la de Monteolivete de Valencia. Consiguió salir en prisión atenuada en 1941. 

Tras dejar la cárcel, Agustín, su esposa Carmen Soriano y los tres hijos del matrimonio, Mari Carmen, Matilde y Agustín, se desplazaron a Castellnovo, localidad natal de Carmen, y él trabajó como mecánico en una fábrica de tejas de Segorbe. Meses después Lizano encontró trabajo en la fábrica Segarra y toda la familia marchó a vivir a Alfondeguilla. Su hija mayor, Mari Carmen, daba cursos de costura en esta localidad y Agustín y Matilde bajaban a pie todos los días a trabajar a La Vall d’Uixó, él como mecánico en curtidos y Matilde en la fábrica de Guantería. 

Su lápida en el cementerio de Alfondeguilla.

Su lápida en el cementerio de Alfondeguilla. / Mediterráneo

Tras sufrir una enfermedad pulmonar, Agustín Lizano murió el 17 de febrero de 1944, cuando tenía 41 años, y fue enterrado en el cementerio de Alfondeguilla. Carmen Soriano y sus hijos se trasladaron a La Vall y al cabo de unos años fijaron su residencia en Barcelona.

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