CD CASTELLÓN

La opinión de José Luis Lizarraga | Bob Voulgaris sigue con su plan en el CD Castellón

Puede haber habido errores, pero se ha invertido y hay que saber que el fútbol no son como las matemáticas

Bob Voulgaris, en la sala de prensa del Estadio Castalia.

Bob Voulgaris, en la sala de prensa del Estadio Castalia. / Manolo Nebot

El proyecto de un club de fútbol no reside solamente en lo que acontece cada semana sobre un terreno de juego. Posiblemente ese ha sido uno de los déficits acumulados del CD Castellón durante mucho tiempo: la dependencia absoluta del resultado. Incluso durante las épocas doradas de Primera División, el club tenía cimientos de barro que podían desplomarse al primer revés que diera el balón. Con este preámbulo, no quiero decir que los resultados no sean vitales, porque es evidente que lo son, pero sí pretendo explicar que cuando éstos no son lo buenos que se espera, con pilares sólidos, se puede continuar adelante con buena salud. 

El Castellón ha basado su fuerza como club durante pésimos años de gestión en las últimas décadas, en el empuje de una masa social que se alimenta del sentimiento por su club haciendo frente a las adversidades con él. Es de admirar las grandes entradas en Primera Federación que registra Castalia, a pesar de que el gran Robin Taylor pida más, con su buen humor inglés y esa forma de ver las cosas que reconozco me encanta. No es una categoría en la que prime el glamour ni el espectáculo, como bien explicaba Bob Voulgaris en una entrevista concedida a Bill Simmons, un periodista estadounidense. Por ello, el Castellón ha resistido a la amenaza de la desaparición con presidentes y gestores horrorosos como David Cruz y Blasco y cía. 

No ha sido un año fácil, el primero de Bob como presidente. Primero, porque asumió con poco tiempo la propiedad, apenas sin poder poner el pie a tierra en Castelló. Es muy probable que el buen comienzo del equipo haya sido perjudicial emocionalmente para la afición, que ya veía cómo el ascenso directo estaba al alcance. Se formó un equipo casi partiendo de cero y fichando con cierta prisa, lo que nunca es bueno. Pese a todo, y con cierta decepción por los resultados, el Castellón tiene muchas opciones de pelear por el ascenso porque todos debemos desterrar el miedo al play-off. ¿No le tendrán también miedo a Castalia los rivales en los hipotéticos cruces de la promoción? Seguro que sí. 

Me han gustado las últimas intervenciones de Voulgaris. Le he visto más maduro como presidente, con su estilo y su forma de hacer las cosas, pero mucho más reflexivo y en su papel de gestión. Puede haber habido errores, pero se ha invertido y hay que saber que el fútbol no son como las matemáticas que dos y dos son cuatro, porque a veces puede ser 1, 5 y otras 6, dependiendo de muchos factores. Bob ha sido coherente con su plan, aunque a unos les puede gustar más y a otros menos, pero es el suyo, porque arriesga su patrimonio, siempre reconociendo que él es el custodio del santo grial del albinegrismo, que forma parte del tesoro sentimental de miles de castellonenses. Es un orgullo ser del Castellón y empieza a entenderlo Bob, aunque no me guste, a veces, la distancia comunicativa con la masa social. Es una parcela que debe abrir a la gente.

Y vuelvo al preámbulo. Ahora, por primera vez en décadas, el club está asentando los pilares para cuando dé el salto al fútbol profesional estar más preparado, lo que no ocurrió en el último ascenso a Segunda. Bob sigue con su plan, con aspectos muy positivos, que espero contarles en este Directo en las próximas semanas. Es evidente que la pelota tiene que entrar, pero si no lo hace, el club seguiría adelante. Las bases empiezan a ser fuertes por primera vez. Hay que dejar trabajar a Bob y su equipo.