Castalia | ¿Por qué el Castellón no dispone de un campo propio?

Cuando Haralabos Voulgaris planteó la posibilidad de comprar al Ayuntamiento el Estadio Castalia, de titularidad municipal, pulsó en la afición, quizá sin saberlo, una honda tecla emocional. No en vano, disponer de un campo propio es un viejo anhelo del CD Castellón, prácticamente desde su fundación.

Ya fue así en los tiempos seminales del Sequiol. Esta necesidad de disponer un campo llevó a un grupo de aficionados a adquirir en agosto de 1922 y apenas unas semanas después de la creación del club, los terrenos pertinentes. En concreto, una decena de seguidores fueron los encargados de buscar, negociar y comprar el espacio, ubicado al final de la calle Herrero. Contactaron con el diputado Jaime Chicharro, el propietario, y éste aceptó vender a un precio «óptimo» siempre y cuando se destinara a campo de fútbol. Los aficionados, una vez fueron los dueños, lo alquilaron al Castellón, pero el club nunca pagó por ello.

Una operación

Posteriormente, a principios de los años 50, el presidente Joaquín Casanova abordó la compra de los terrenos del Sequiol para el club. Llegó a reunirse con nueve de los diez propietarios, o con sus herederos, y todos accedieron a vender. La firma en la notaría incluyó la del alcalde de la época, Carlos Fabra, y el gobernador Luis Julve, en la Navidad de 1953, según explica José María Arquimbau en el Libro de Platino.

Sin embargo, a finales de 1954, los problemas económicos de la entidad precipitaron la dimisión de Casanova. Al cambio en la dirigencia del club se unió el movimiento político. Fabra pasó a la Diputación y el nuevo alcalde, José Ferrer, cedió finalmente aquellos terrenos del Sequiol para la construcción de la Escuela de Magisterio, ya que el club no consiguió las aportaciones necesarias de sus socios para satisfacer los plazos pendientes.

La pérdida de esta vía conllevó el paso definitivo del Castellón al Estadio Castalia, cuya primera piedra se había colocado ya en 1943. Además del campo de fútbol, inaugurado en 1945, el recinto albergaba la primera piscina de la ciudad y dos pistas de tenis, deporte entonces casi desconocido. Posteriormente se eliminarían para construir el polideportivo. En el origen, la mayor parte de los terrenos eran de la Cooperativa Arrocera y las instalaciones se entregaron al Frente de Juventudes al pensar el Ayuntamiento que el cuidado de las mismas podía ser excesivo para sus arcas.

El proyecto de Sales

Si alguna vez anduvo cerca el Castellón de disponer de campo propio fue gracias al impulso del presidente Antonio Sales. A principios de los años 80, tenía encarrilado todo el proyecto: la cesión de los terrenos (en la zona actual de Gaetà Huguet) y la financiación acordada con Ayuntamiento, Diputación y Federación. La parte restante la aportaría el club con la venta de plazas de aparcamiento. Por desgracia, Sales sufrió un ictus y tuvo que dejar el cargo. Tras un reñido proceso electoral, con Ángel Rodríguez nuevo presidente, el proyecto del estadio se truncó.

A cambio, desde el Ayuntamiento se atendió la petición del albinegrismo y se impulsó, con la ayuda financiera de los entes provinciales y autonómicos, la remodelación del Estadio Castalia, de titularidad municipal. Se conservó la icónica Torre Maratón y se giró la orientación del campo. El Nuevo Castalia fue inaugurado en 1987 y hoy sigue albergando los partidos del Castellón.

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