Entrevista | Fernando Fabra Presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Fritas, Esmaltes y Colores Cerámicos (ANFFECC)

Fabra: «Ahora no es rentable producir fritas y esmaltes en España»

El presidente de ANFFECC hace un exhaustivo análisis de la situación del clúster cerámico

PRESIDENTE. Fernando Fabra está al frente de la asociación desde julio del 2022. | MEDITERRÁNEO

PRESIDENTE. Fernando Fabra está al frente de la asociación desde julio del 2022. | MEDITERRÁNEO

Daniel Llorens

El presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Fritas, Esmaltes y Colores Cerámicos (ANFFECC), Fernando Fabra, hace un exhaustivo análisis de la situación ya no solo del sector esmaltero, sino incluso del futuro del clúster cerámico, ante el incremento de la factura energética.

--¿De qué manera está afectando la crisis energética a la marcha del sector de fritas y esmaltes?

-Está afectando enormemente. Como ya hemos puesto de manifiesto en numerosas ocasiones, 2022 ha sido un año muy difícil, con una incertidumbre total en cuanto a los costes energéticos, que ha provocado una gran inestabilidad en toda la gestión. También en los precios de las materias primas ha habido mucha volatilidad al alza. No teníamos estas previsiones, así que hemos intentado gestionar el ejercicio con la mirada puesta en salvaguardar nuestras tesorerías, intentando mantener la producción y dar continuidad empresarial y laboral. En los tres últimos meses de 2022, las producciones cayeron en torno a un 30%, y esto se ha traducido en una bajada de producción y ventas con un promedio anual en torno a un 19% en términos de volumen. La facturación creció un 14% por el efecto de las subidas de precios que nos hemos visto obligados a aplicar para poder cubrir parte de nuestros sobrecostes. Y el pasado mes de enero continuó el preocupante descenso de nuestra producción, y consecuentes ventas, incluso en mayor proporción que los meses anteriores. Es indudable que la crisis energética, y otros factores como el bloqueo de Argelia, están afectando duramente a nuestro sector.

--¿Es rentable, ahora mismo, producir fritas, esmaltes y colores cerámicos en España?

-En este momento no es rentable. Los incrementos de costes podemos cifrarlos en torno al 350% de promedio, que es una cifra tremenda. Esto provoca una pérdida de rentabilidad muy importante y es difícil mantener la viabilidad del negocio tal y como es este sector y sus tipologías de productos en la actualidad. Con estos costes, hay que cambiar estrategias y tecnologías. El porcentaje de pérdida de rentabilidad es muy acusado pero difícil de cuantificar, lo que es claro es que mantener actualmente la producción en España con una mínima rentabilidad está resultando muy complicado. Y resultar competitivos en el mercado internacional más aún, máxime con las ayudas con las que cuentan nuestros competidores europeos, como Italia o Portugal, o la diferencia de costes con respecto a otras áreas geográficas como Asia o el norte de África.

--El sector no tiene armas para luchar contra el precio del gas…

-Como sector gasintensivo que somos, y en consecuencia muy afectado por los precios del gas y otras energías como la luz y el oxígeno, llevamos mucho tiempo reclamando ayudas directas de la Administración central y autonómica, pero estas ayudas ni han llegado ni pienso que llegarán, ya que después de los anuncios que se hacen por parte de los gobiernos central y autonómico, lo único que tenemos son trabas administrativas para no optar a estas posibles ayudas. Tal y como está redactada la Orden Ministerial ahora, por distintos motivos, ninguna empresa del clúster podría llegar a cobrarlas, y de hacerse sería como mínimo a mediados del año 2024 y con fines en los que discrepamos.ay muchas incongruencias. Lo más razonable sería subvencionar el precio del gas de igual manera que se está haciendo en otros países miembros de la Unión Europea, competidores directos de nuestra industria, pero nuestro Gobierno no está por la labor. Nunca hemos sido un sector subvencionado, ni queremos serlo, pero en el contexto actual, si queremosmantener vivo en España el clúster cerámico necesitamos unas ayudas proporcionales a los sobrecostes que estamos sufriendo.

«Tenemos un panorama incierto y hemos de buscar soluciones por nuestra cuenta»

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--Parece que la Administración no está haciendo mucho caso al clúster cerámico. ¿Cómo analiza las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno?

-La Administración dice que nos escucha, pero no se ha hecho apenas nada. Las escasas medidas que ha tomado son absolutamente insuficientes y ridículas si las comparamos con las adoptadas en países como Italia, Alemania o Portugal, en donde sí se aprecian acciones contundentes de apoyo a la industria gasintensiva para darle continuidad. En España, las ayudas concedidas el año pasado para sectores gasintensivos han sido irrisorias y los créditos ICO no solucionan el tema, pues no solo se trata de préstamos a devolver con tipos de intereses elevados, sino que además dependen de que una entidad bancaria apoye la operación, riesgo que en este momento muchas de ellas no quieren correr. En cuanto a la reciente propuesta de ayudas en consulta pública, como ya hemos indicado, nos parece a todas luces insuficiente e incongruente. Por lo tanto, es claro que no tenemos ayudas directas y no parece que nos las quieran dar.

--A nivel de empleo, ¿cómo está afectando la crisis?

-En este momento estimamos que los ERTE presentados, ejecutados o no, afectan en torno al 20% de la plantilla del sector y hasta la fecha no ha habido ningún ERE. Pero podría agravarse este problema si la situación se prolonga. Con medidas sensatas por parte del Gobierno que nos ayudarán a paliar parte de nuestros sobrecostes, derivados de una situación excepcional por causas ajenas a nuestra forma de hacer, el sector de fritas, esmaltes y colores cerámicos estaría con un crecimiento de empleo muy estable e importante. Como no ha sido así y no se han adoptado medidas de apoyo, la situación actual es de una pérdida del 3% de puestos de trabajo y de un 20% afectados por ERTE que pueden derivar en más despidos.

--¿La decisión de no participar como expositores en Cevisama es una forma de reivindicar o denunciar la crisis del sector?

-En absoluto. Se trata de una decisión unilateral de cada empresa y, según nos han ido comunicando, obedece a una política conservadora en cuanto a gastos ante el actual escenario y la escalada de los costes productivos. Nuestro deseo es poder superar esta crisis lo antes posible para que las empresas de nuestro sector puedan volver a exponer en Cevisama, como siempre hemos hecho, y sin que esto suponga un dispendio económico.

--El sector de esmaltes y fritas tiene una gran presencia comercial en el mundo entero, pero ¿se ha producido ya alguna acción encaminada a la deslocalización?

-Lamentablemente, sí. Algunas empresas ya han tomado estrategias de trasladar producción a otras plantas ubicadas en diferentes áreas geográficas, donde los costes energéticos y productivos son más bajos. Es totalmente comprensible porque se debe buscar la máxima rentabilidad, disponiendo además de recursos productivos ya en funcionamiento en estos países. Y si continúa el escenario de costes elevados, trabas administrativas y productivas, bloqueos comerciales y demás inconvenientes, por supuesto que se incrementarán las estrategias de deslocalización, con la pérdida de puestos de trabajo y riqueza para la provincia que esto genera.

--¿Y en qué países se pueden ubicar las nuevas fábricas?

-Nuestro sector ya está muy internacionalizado también a nivel productivo, especialmente los grandes grupos, que cuentan con plantas en Asia, Latinoamérica y norte de África, así que a corto plazo no se trata de crear nuevas instalaciones, sino de producir más en las ya existentes. A medio plazo podrían buscarse nuevos emplazamientos en zonas de elevada producción azulejera en otros países, pero no sería lo deseable para nuestra provincia.

--¿Qué ventajas pueden encontrar las esmalteras fuera de España?

-Costes energéticos, de personal y de transporte mucho más reducidos. Considerando que ya contamos con el know-how, que es lo más importante, se puede producir en otros países, más cerca del cliente cerámico local, con un coste muy inferior al que actualmente tenemos en España. Además, la carga administrativa y burocrática es mucho menor que la que padecemos aquí. En España hay una cantidad ingente de normativa local, regional, nacional y comunitaria que hay que cumplir. Y en muchos casos resulta excesiva, además de consumir gran cantidad de tiempo y recursos. No queremos eludir nuestras responsabilidades medioambientales, pero esperamos facilidades a cambio.

«El sector redujo su producción hasta un 30% en el último trimestre del 2022»

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--Hasta ahora, la industria de Castellón era líder indiscutible a nivel mundial en el campo de los colorificios. Esta crisis, impuesta por el aumento de precios de la energía, ¿puede allanar el camino a otras potencias productoras? ¿El sector español puede perder el liderazgo mundial?

-Efectivamente, somos líderes mundiales en nuestro sector. Y lo somos desde la provincia de Castellón, aquí es donde nacen nuestras ideas, en las que investigamos y que posteriormente desarrollamos para ser siempre pioneros. Porque aquí, hasta ahora, hemos tenido un ámbito de trabajo estable y un clúster cerámico que nos ha permitido desarrollar nuestras ideas de la mejor manera posible, para aplicarlas a nuestros clientes nacionales y también en los mercados exteriores. Posiblemente mantengamos el liderazgo mundial como empresas, sí, pero con estas amenazas que tenemos ahora mismo el desarrollo de nuestras ideas también sufrirá una deslocalización progresiva y sin retorno, lo que perjudicará a la retención de talento.

--¿En qué áreas investiga el sector ahora mismo?

-Siempre investigamos para buscar nuevas soluciones, aplicaciones y optimizaciones de nuestros productos y de los productos cerámicos en general, con el objetivo de innovar y hacer crecer a nuestras empresas y a las empresas de nuestros clientes. También investigamos en procesos y nuevas tecnologías que nos permitan cumplir objetivos que nos marcamos y/o que nos marcan desde las administraciones. Investigar e innovar es nuestro ADN, y con nuestros recursos y con el apoyo del clúster intentamos mantener una línea de investigación constante.

--¿La posibilidad de sustituir el gas por el hidrógeno es posible o solo se trata de una utopía?

-Es una hoja de ruta y sería lo deseable para conseguir la descarbonización total, sea a través del H2 o a través de otras fuentes de energía renovable, como el biogás o un blending energético. Pero todavía falta mucho desarrollo tecnológico, tanto en cuanto a la producción de H2 como a la implementación efectiva del mismo para llegar a ser el combustible en nuestros procesos productivos. Seguimos inmersos en distintos proyectos de investigación al respecto junto a otros agentes energéticos y productivos, y confiamos en contar con financiación europea para poder llevarlos a cabo.

--¿Cuál es, según usted, el estado de salud del clúster cerámico?

-Diría que estamos enfermos con diagnóstico reservado. Las previsiones para este año son difíciles de concretar porque continúa la incertidumbre, la volatilidad y los elevados costes energéticos, a lo que se une una merma elevadísima en las tesorerías de las empresas arrastrada desde hace más de un año por lo acontecido. Para el clúster cerámico, al compartir en gran parte lo que son los problemas y las amenazas actuales, podría asegurar que es una lucha diaria por gestionar y dar una mínima rentabilidad a nuestras empresas. Esto nos ha llevado a tomar decisiones muy poco deseadas, como despidos, ERTE o deslocalizaciones, con el objetivo de mantener activas las empresas. Además, se ha agudizado la caída de demanda que comenzó en septiembre de 2022, Argelia sigue con el bloqueo, y recuperar mercados y clientes es tarea difícil y costosa. Tenemos un panorama de gran incertidumbre y hemos de buscar soluciones por nuestra cuenta, ya que la Administración tampoco nos ayuda.

--¿Está verdaderamente en peligro el futuro del clúster cerámico?

-Sí. Hay amenazas muy importantes que no dependen de nuestras empresas y de nuestro buen hacer, sino que se han originado por conflictos bélicos, geopolíticos y especulaciones varias, y muchas de estas amenazas son de gran envergadura y afectan a la rentabilidad de nuestro clúster. Nunca hemos pedido ayudas a las administraciones ni hemos sido un sector y clúster subvencionados, pero ante esta coyuntura tan excepcional hemos intentado fervientemente que el gobierno autonómico y central nos den un apoyo similar al que reciben otros países de la UE.