Así era el pueblo de la provincia de Castellón engullido por el agua

La fisonomía de la Castellón, compuesta por 135 municipios con ayuntamiento propio, no siempre ha sido como la conocemos en la actualidad. En los últimos años algunos acontecimientos han alterado la conformación de la provincia.

El último cambio significativo lo protagonizó Les Alqueries, con su segregación de Vila-real en 1985. No demasiado antes, otro pueblo de la comarca del Alto Palancia tenía su sitio en el mapa provincial, pero su historia acabó en 1977.

Campos de Arenoso es el pueblo de Castellón desaparecido bajo las aguas. Cuando a finales de los 60 empezó el proyecto del Pantano de Arenós y en abril de 1970 se iniciaron las obras, el destino de esta pequeña población con apenas 200 habitantes quedó escrito.

En julio de 1977 abandonaron el pueblo los últimos vecinos. Después, el final. Las aguas del embalse anegaron la totalidad del pueblo, cuyos habitantes se repartieron por varias poblaciones de la provincia, como Castelló, Onda, Cirat, Montanejos o la vecina Puebla de Arenoso, que también vio como quedaban bajo el agua parte de sus casas, las de los barrios de la Rambla Alta, Los Arcos de Arriba y Los Arcos de Abajo.

Fiestas para recordar

Pocas huellas quedan ya de Campos de Arenoso, un pueblo agrícola y ganadero que se resiste a morir del todo. Hasta no hace mucho se mantenía en pie el puente colgante de la localidad, ya en estado ruinoso como se puede comprobar en la imagen inferior.

Además de ruinas y recuerdos de las personas que conocieron el enclave, todavía quedan en la provincia celebraciones que la recuerdan. En Cirat, uno de los municipios que acogió a los vecinos de Campos de Arenoso, se celebran misas y procesiones en honor a San Pedro (julio), San Miguel y la Virgen del Rosario (octubre), los patronos del desaparecido pueblo.

La iglesia de San Miguel, cuyo campanar se alzaba majestuoso entre los tejados de casas bajas, fue derrumbada con cargas de dinamita, la misma suerte que corrieron el resto de las viviendas del pueblo, pero su campana del siglo XVII, rescatada, sigue repicando en la Catedral de Segorbe.

En Montanejos también pervive la huella del municipio sepultado bajo las aguas, con el Festival de Jotas Campos de Arenoso.

El NODO de 1972

Pero, sin duda, el mejor documento para recordar cómo fue Campos de Arenoso y a sus gentes lo encontramos en los archivos de Radiotelevisión Española (RTVE). Un NODO (documentales informativos que se emitían en los cines previamente a las películas) del año 1972 tiene ahora un valor incalculable, sobre todo para aquellas personas que vivieron o tuvieron relación directa con Campos de Arenoso y añoran el tiempo pasado allí.

Otro documento histórico que refleja a la perfección el sentir de los últimos habitantes de Campos de Arenoso antes de la desaparición del pueblo es el reportaje 'Campos jamás morirá', grabado en julio de 1977, dos meses antes de que se cumpliera el límite marcado por las autoridades para abandonar el pueblo antes de ser dinamitado y, posteriormente, inundado por las aguas del Millars.

Testimonios de la 'muerte' de un pueblo

En el video, aparecen los últimos testimonios de los vecinos antes la desaparición del pueblo. Ellos, los verdaderos protagonistas, los habitantes forzados a abandonar sus hogares en aras del "progreso" y de asegurar las aguas de regadío para las comarcas de La Plana, van descubriendo algunos detalles de la muerte de Campos de Arenoso, como las pírricas indemnizaciones recibidas por sus casas, entre 25.000 y, las más cuantiosas, 400.000 pesetas de la época, recién celebradas las primeras Elecciones Generales en España.

A través del metraje podemos ser testigos de las lágrimas del peluquero del pueblo, del rescate en las casas de los últimos objetos de cierto valor material o emocional y el epitafio de una vecina que resume el sentimiento de todo un pueblo ante su inmediato final: "Es como si nos enterraran".