LOCALES DE ANTAÑO

Moncofa: Casa Chiquitín, en el recuerdo

Vicente Arnau e Isabel Paradís abrieron en 1952 la taberna más popular de Moncofa y hoy, catorce años después de su cierre, se mantiene como centro gastronómico de referencia para los vecinos

Isabel Arnau posa orgullosa junto a recuerdos del mítico establecimiento que regentó en Moncofa junto a su familia.

Isabel Arnau posa orgullosa junto a recuerdos del mítico establecimiento que regentó en Moncofa junto a su familia. / Miguel Ángel Sánchez

Los 57 años de vida de Casa Chiquitín dan para contar muchas historias de los clientes que diariamente acudían para degustar los mejores platos que con tan buena mano elaboraba Isabel Arnau y su madre, Isabel Paradís, en su cocina.

Todo nació en plenas fiestas de octubre de 1952, cuando Vicente Arnau e Isabel Paradís, padres de Isabel, Ricardo y Vicente decidieron trasladar los toneles de vino desde la que era la casa de su abuela Pascuala Julià hasta este local que era propiedad de sus padres, con la finalidad de dar un mejor servicio a los clientes.

Isabel Arnau recuerda que «Casa Chiquitín nació cuando mi padre dejó la función de estar al frente de la romana que había en el Ayuntamiento, por medio de la cual se pesaban las cosechas e incluso animales para vender». A raíz de esa situación, «mi madre no se lo pensó y se llevó a cabo el traslado de los toneles y demás bebidas que ya se servían, como las gaseosas de la Gras y sifón, que vendía el limonero de la Vall d’Uixó, y las barras de hielo para las primeras neveras que había en la localidad», explica Isabel. «Fuimos a València a comprar las mesas y sillas, así como la fuente que presidía la parte principal de la barra de servir, que en su día fue elaborada por el albañil Luis Ángel Rejola. También adquirimos barralets de cuarta y medio litro, así como vasos de distintas medidas, sobre todo de los más pequeños que son los que más gustaban a los clientes que acudían para hacerse algún xato de vino a nuestro establecimiento».

Veraneantes y clientes extranjeros de diversas nacionalidades conocían perfectamente la calidad de los platos que servía Casa Chiquitín.

Veraneantes y clientes extranjeros de diversas nacionalidades conocían perfectamente la calidad de los platos que servía Casa Chiquitín. / MIGUEL SÁNCHEZ

Todo un referente gastronómico

Casa Chiquitín empezó a ser un referente gastronómico, así como del gran surtido de vinos y bebidas refrescantes como las gaseosas de las marcas Gras, Tena y El Cid, Nik (piña, limón y naranja), la sarsa (cola), limón, fresa y naranja. También ha sido punto de encuentro para muchos veraneantes que en aquellos años empezaban a venir a pasar sus días de descanso a la playa de Moncofa. Pero no solo fueron los veraneantes, porque este establecimiento también fue testigo de la época de los hippies, así como de la llegada de los primeros inmigrantes del norte de África. «Mi padre me enseñó que nadie se tenía que ir sin comer y yo he mantenido aquella mentalidad de mi padre. Y tengo que decir que todas aquellas personas que no tenían nada que echarse a la boca, aquí siempre han encontrado un plato caliente y hoy en día siguen agradeciéndome aquella ayuda que les proporcioné», relata Isabel Arnau.

Isabel Arnau y algunos miembros de su familia , en la época dorada de Casa Chiquitín en Moncofa.

Isabel Arnau y algunos miembros de su familia , en la época dorada de Casa Chiquitín en Moncofa. / MIGUEL SÁNCHEZ

Una gran familia

Pero Casa Chiquitín se abrió al mundo, ya que turistas, franceses, alemanes, ingleses, italianos, belgas, suecos, argentinos, brasileños, etc., conocen de primera mano qué era este establecimiento, en el que los clientes hacían cola para entrar a comer o cenar, porque eran conocedores de que la comida era recién hecha.

Paellas a leña, arroz al horno, ximos, caracoles, habas, salpicón de congrio, sardinas asadas, sepia asada, albóndigas de carne, albóndigas de bacalao, pasta, pucheros, potajes, lentejas,… Isabel recuerda que «en aquellos años la gente que venía se sorprendía al ver una paella echa en un paelló de cuatro asas, se fotografiaban y después la degustaban».

Hoy por hoy, Casa Chiquitín puede considerarse una leyenda social, ya que 14 años después de bajar la persiana sigue en el recuerdo de todos, sobre todo de los vecinos de Moncofa. Isabel Arnau reconoce que ello es consecuencia de «casi seis décadas de mucho trabajo diario, mucho esfuerzo para que todo saliera tal y como estaba previsto. Pienso que la clientela siempre se ha ido contenta, de hecho, todos volvían».