La izquierda valenciana jubila a la generación de la Transición

La salida de algunos protagonistas principales en la historia de PSPV y Compromís aboca a un escenario de cambio: de liderazgos referenciados en el autogobierno al diseño de un nuevo relato

Vicent Soler, Enric Morera, Ximo Puig y Joan Ribó, con Aurelio Martínez, en un acto del primer Botànic.

Vicent Soler, Enric Morera, Ximo Puig y Joan Ribó, con Aurelio Martínez, en un acto del primer Botànic. / José Aleixandre

José Luis García Nieves

El signo de este tiempo es la velocidad. Cambio, urgencia, renovación. Todo es susceptible de ser sacrificado, una ofrenda en el altar de la novedad permanente. Una prenda de ropa, la última novedad de Apple o un líder político, la disciplina que también ha sucumbido al ritmo devorador del siglo XXI. Los liderazgos emergen, se consolidan y se destruyen en menos de una legislatura. 

Pablo Iglesias, Albert Rivera, Pablo Casado, Eduardo Madina, Inés Arrimadas, Soraya Sáenz de Santamaría, Susana Díaz. Hoy todos están en consultoras y tertulias. La última década está llena de estrellas fugaces.

El contexto aporta valor a lo que ha sucedido en la izquierda valenciana. La retirada definitiva del exalcalde de València Joan Ribó pone el corolario a unas semanas que dejan el aroma de cambio de ciclo en la izquierda política valenciana: el adiós de una generación que ha mantenido a los partidos locales conectados con la Transición y el origen del autogobierno valenciano, y que no ha dejado de estar en primera fila -como protagonistas o como ideólogos- durante las últimas décadas.

Es el caso del expresident Ximo Puig (65 años), que pronto tomará posesión como embajador de España ante la OCDE, que comenzó como diputado en el 1983 y ha estado en primera o segunda línea del PSPV 4 décadas. Ha ocurrido también con Vicent Soler (74 años), un referente intelectual y político en el socialismo y el valencianismo político, conseller en varios gobiernos de la democracia, que ha sido destituido por el Consell de Mazón como president del Consell Social de la Universitat de València.

También estos días se ha certificado, aunque por motivos muy diferentes, el ocaso de José Luis Ábalos (64 años), un histórico del socialismo valenciano rodeado ahora por un escándalo de corrupción. También el expresident Joan Lerma (72 años) ha tenido un segundo retiro silencioso, tras dejar el acta de senador que ha ocupado en los últimos 20 años.

Y, en Compromís, junto a Ribó (76 años), el último ciclo electoral deja también la salida de la política autonómica de Enric Morera (59) en dirección al Senado, un histórico del valencianismo que ya militaba en la transición en el Partit Nacionalista del País Valencià; así como los alicantinos Rafa Climent (65), otro referente del Bloc, conseller durante todo el Botànic, o el también exconseller Manuel Alcaraz (66), que concurrió en las últimas generales como número 1 de Compromís al Senado. 

Generación con el doble de vida

«Es la jubilación de la generación de mis padres. En una democracia normal tu vida como líder comienza a los 40 y algo y te jubilas a los 60 porque tienes un relevo. Esta gente ha tenido el doble de una vida normal. Es complicada la idea de relevo cuando lo han marcado todo y han recurrido a ellos para todo tipo de crisis», dice Francesc Miralles, politólogo y consultor. «Esa generación ha tenido una vida más larga porque la que venía por detrás no ha sido precisamente la más brillante», opina Miralles.

Frente a la máxima de que el poder desgasta, se contrapone que lo que realmente quema proyectos es la oposición. A esta generación, más que la edad, la jubila el tsunami institucional de 2023. Ya le ocurrió a la derecha. La ‘desfeta’ de 2015 -con la hipoteca de la corrupción en algunos casos- apartó de la primera línea a una generación más joven: la de Alberto Fabra, Francisco Camps, Ricardo Costa o Isabel Bonig. Y anticipó el relevo de una generación entre los 30 y los 40, como Carlos Mazón, María José Catalá o Vicent Mompó.

Coetáneos del Estatut

Hoy es la izquierda la que afronta el salto de un relevo radical. Es un cambio generacional y cultural. Sobre todo porque corta el cordón umbilical con los años de la construcción del Autogovern. Vicent Soler, por su trayectoria intelectual y política, es el gran representante de esa generación. Y da algunas claves de la longevidad de su generación: «Empezamos muy jóvenes. No había una generación anterior a la nuestra, a excepción de Vicent Ventura y algunos líderes del Partido Comunista. Teníamos que hacer todos los papeles del ‘Auca’. Íbamos improvisando muchas cosas porque éramos los primeros. Hicimos el papel de una generación anterior que no existía y el que le tocaba a la nuestra. Hicimos el papel de dos generaciones», resume el exconseller. Esa responsabilidad prematura (Lerma llegó al Palau con 31 años) y su impacto en la conformación de la izquierda les ha mantenido en primera línea.

¿Qué va a suponer el relevo?

La abogada y politóloga Susi Boix simboliza en Soler y Enric Morera el ADN de unas generaciones ubicadas en las coordenadas de la construcción democrática y la defensa de las instituciones propias. Unos valores que siguen encarnando hoy, como se ha visto en la reciente campaña por el Derecho Foral valenciano. Y apunta Boix: «Los liderazgos que vienen son ya nacidos en un periodo democrático. Y las miradas que tenemos sobre ellos son diferentes: buscamos otras banderas».

Dilema de PSPV y Compromís

Ahora, Diana Morant deberá determinar qué quiere ser el PSPV. «Será interesante la nueva etapa de un liderazgo con una ministra: compaginación de agendas y de mensajes. El mensaje va a ser fundamental: ¿Qué dice la nueva generación de la izquierda valenciana, qué quiere abanderar? ¿Se va a continuar con la reafirmación del autogobierno [adn Puig-Soler] o se abordará otra vertiente?», cuestiona Boix.

Lo mismo puede ocurrir a su izquierda, en Compromís: «Tiene qué decidir qué quiere ser», señala sobre el debate respecto al modelo organizativo. «Las circunstancias en las que nace han cambiado. Tiene tres tareas importantes: quién va a liderar, cómo lo va a liderar y qué va a liderar, en un momento en que los partidos nacionalistas están en auge», concluye sobre una hipotética alianza con Sumar o retomar una línea nacionalista tipo BNG.

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