AL CONTRATAQUE

Pluralismo en las listas

Paco Mariscal

Paco Mariscal

Estamos en Tiempo Ordinario, que es el tiempo litúrgico que precede a la Cuaresma. Tiempo frío pero excelente para apartar la vista de la tierra adentro y dirigirla hacia el mar, desde lo nuestro, es decir, desde las márgenes del Riu Sec. Vecinos y allegados de la Plana de Castelló y comarcas aledañas en el País Valenciano, si la mirada nos conduce hacia el Este, tropieza con les Illes Columbretes, los islotes de origen volcánico y fondos marinos que son una delicia para nuestros pescadores; luego, mucho más allá de les Columbretes, saltando las grandes islas mediterráneas de Sicilia, Creta y Chipre, nos encontramos con nuestros vecinos de enfrente en este mar latino: los turcos, sirios y kurdos, azotados por la desgracia de varias decenas de miles de muertos, por un suelo que tiembla, y por una gestión política y administrativa nefasta, cuya permisividad dejó construir en zonas de alto riesgo sísmico. Algo así como construir de forma permisiva sobre los humedales que rodean nuestro Riu Sec, humedales sobre los que se dijo que debían tener únicamente usos agrícolas. La naturaleza --en forma de temblor que causa el desplazamiento de las placas tectónicas de la Tierra, o como bíblica inundación-- puede tenernos preparada su celada de dolor y destrucción.

Pero, si en este Tiempo Ordinario sigue la mirada en el mar, ahora hacia el Sur, y sin tocar tierra firme o desembarcar, entonces tropezamos con Ceuta. Nos narra la historia que, hasta ayer mismo, la hispana y norteafricana ciudad de Ceuta y la valenciana, e hispana también, ciudad de Castelló del Riu Sec, tenían pocas semejanzas o paralelismos. Hoy en día, y desde el punto de vista demográfico, desde luego que los hay.

Les xiquetes del meneo

Cuando hace 7 u 8 siglos el floreciente Castelló del siglo XXI apenas era una alquería de Borriana; cuando les xiquetes del meneo de nuestro Pregó festivo todavía no habían iniciado el descenso al llano desde el cerro de la Magdalena, por Ceuta ya habían pasado y habitado fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, vándalos y visigodos. Era una ciudad estrechamente unida y relacionada con la historia de la península Ibérica política y culturalmente hablando. Hace unos años se descubrieron los restos de una basílica paleocristiana; los romanos la amurallaron, y de allí salió Florinda la Cava, la hija del Conde de Ceuta Don Julián, hacia Toledo para educarse en la corte visigoda de Don Rodrigo, según el romancero viejo castellano. Don Rodrigo, lascivo, lujurioso y machista, violó a la bella Florinda, y el padre de esta lavó su honor y se vengó abriéndoles el Estrecho a los árabes que conquistaron la Península. A Don Rodrigo lo mató una serpiente que empezó a comérselo por «donde más había pecado». Divertida leyenda como la de les xiquetes del Pregó.

Seria y ejemplar fue sin embargo siempre la interculturalidad, la pluralidad lingüística, la convivencia casi siempre de los ceutís. Cristianos, moros, judíos desde tiempo inmemorial y, desde hace un siglo y en menor proporción, hindúes conforman la ciudadanía de Ceuta. Desde hace unas décadas, ortodoxos, católicos, musulmanes conforman la ciudadanía de Castelló casi en la misma proporción aritmética que los hebreos, católicos o musulmanes conforman a Ceuta. Las listas electorales ceutís son compendio de la diversidad de apellidos. ¿Cuándo lo serán las listas electorales locales de Castelló del Riu Sec?

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