la rueda

‘Deepfake’

carlosHidalgo

Un Deepfake, acrónimo de las palabras inglesas profundo y falsificación, describe imágenes, audios o videos, realistas pero falsos, generados con software de inteligencia artificial. Por ejemplo, un vídeo falso del expresidente Barack Obama, donde insultaba a Donald Trump, se volvió viral en 2018. Ahora, en otra vuelta de tuerca, la tecnología se ha utilizado para crear pornografía falsa que involucra a personas reales sin su consentimiento. La semana pasada, en Almendralejo, más de 30 niñas sufrieron los estragos del deepfake.

Las denuncias apuntan a un grupo de compañeros que decidió utilizar una aplicación, basada en la IA, para generar fotos de menores que, manteniendo la cara, recrean la foto del cuerpo sin ropa, haciéndolas circular por grupos de WhatsApp.

En España, los delitos no se regulan por la tecnología, sino por su uso. No importa si las imágenes son generadas por IA o por Photoshop, lo que deriva en un delito es el uso que se hace de ellas, pudiendo castigarse con hasta dos años de cárcel por infligir a otro un trato degradante, menoscabando su integridad moral. Desgraciadamente, muchos adolescentes suelen verlo como una gracieta, por lo que acaban compartiéndolo, sin darse cuenta de que estas fotos no solo representan un atentado contra la intimidad, sino que tienen graves implicaciones psicológicas para las damnificadas, pues les ocasiona vulnerabilidad e indefensión. Las víctimas experimentan vergüenza al sentirse expuestas y despojadas del control sobre su imagen, pudiendo acarrearles un problema de salud mental, incluyendo ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático. Superar el trauma de los desnudos falsos será un proceso largo y difícil, y la terapia psicológica será decisiva para que puedan recuperar seguridad y confianza.

Es fundamental que la sociedad reconozca la gravedad del problema y trabaje para proteger la dignidad de las personas, pues estas fotos son un asalto a la privacidad que puede dejar cicatrices psicológicas profundas en las víctimas.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)

Suscríbete para seguir leyendo