BUENA PREGUNTA

Secretos

Álex Rubio

Álex Rubio

Todos tenemos secretos. Aspectos que nos guardamos para nosotros, que desciframos a medias depende de con quién o cómo estemos. Algunas de esas verdades íntimas no las revelaríamos jamás, por reparo ante el qué dirán, o por otro miedo aún mayor: exponernos a nosotros mismos a una parte de nuestras ideas o acciones que preferimos obviar para vivir más felices. Los secretos constituyen nuestra esencia, nos definen, nos hacen únicos. Son cartas que, en definitiva, elegimos activar o esconder ante otros y ante el sistema… O eso creemos.

Lo cierto es que ya hace años que perdimos la posibilidad de ocultar nuestras vergüenzas en esta era digital. Y con nuestros despistes y desconocimiento juegan, entre muchos, las redes sociales y sus criterios de segmentación publicitaria, sus algoritmos o los contenidos que consumimos y moldean nuestra mente. Un pecado que, en esta sociedad puramente tecnológica, es difícil de revertir por mucho que las regulaciones, lentas y siempre a remolque, traten de salvaguardar nuestra privacidad. Pero hay una frontera en este campo que, de momento, estamos a tiempo de decidir cómo cruzar: la inteligencia artificial.

ChatGPT

Esta semana se han evidenciado nuestras opciones gracias a dos novedades relevantes en una de las aplicaciones de la IA a la que más popularmente hemos encontrado el acomodo, la llamada IA generativa. De un lado, el chatbot más popular, ChatGPT, con una novedad de doble filo: la funcionalidad Memory, que le dará a la herramienta la habilidad de recordar todas nuestras conversaciones previas para que las interacciones futuras sean más eficaces. Diálogos que podrían incluir intereses genuinos, pero también escarceos con asuntos oscuros, miradas cuestionables y verdades incómodas, que nos regalarían por tanto un sistema de IA muy eficiente para nuestros objetivos, pero también con fricciones vergonzantes. En el otro extremo, Nvidia, con un chatbot que cualquier usuario puede instalar en su ordenador para interactuar con nuestros archivos, pudiendo anular su capacidad de conectarse a internet y con un manejo privado de los datos.

Dos extremos que nos ubican y nos tienen que hacer reflexionar. Porque, muy pronto, la inteligencia artificial será para gran parte de la sociedad un elemento cotidiano desde la consciencia, después de años trabajando en un plano opaco. Es el momento de respondernos a las preguntas que nos incomodan, como nuestros secretos.

Director y Chief Strategy Officer de Twelfhundred. Profesor de la UJI