LA RUEDA

Sangre en la ciudad

Vicent Zaragoza

Vicent Zaragoza

Querido/a lector/a, es público y notorio que por desgracia, el sábado pasado, el día del Pregó de las fiestas de la Magdalena de Castellón, la ciudad y la propia fiesta se ensució con sangre humana. Y les confieso, por ser honesto con ustedes, que no conozco los hechos ni la causa que lo provocó. Todo indica, según los testigos que han hablado en los medios, que fue un ataque violento e indiscriminado de una horda de descerebrados (algunos con la cara tapada y con palos y barras de hierro) contra un grupo de personas que celebraban un acto musical en el entorno del casal de una colla. Circunstancia que, por lo leído, fue una masacre que provocó pánico y causó un montón de heridos.

La cuestión esencial, ahora y aquí, es entender que ese acto violento no tiene posible justificación ni perdón porque es contrario a la razón, a la vida y al espíritu de convivencia ciudadana que se debe reclamar siempre y, especialmente, en una ciudad en fiestas. No podemos permitir que para resolver diferencias, las que sean, se instalen formas de odio ajenas al diálogo y a la justicia.

Educación cívica

Debemos dejar testimonio de eso que, estos días, alguien llamó «orgullo de genealogía»: advertir que en una tribu social tan variopinta como la nuestra, también tenemos impresentables que reconocemos como propios, pero no celebramos ni conmemoramos sus fechorías. Más bien al contrario, contra ellos exigimos más educación cívica, medios y protocolos que debiliten sus desmanes y, en última instancia, que faciliten que caiga sobre ellos el peso de la ley. Eso es lo que pienso y reclamo, la colaboración del conjunto de las instituciones de la democracia (Ayuntamiento, delegación del gobierno…) para señalar a los autores (no debe ser cosa difícil), juzgarlos y, si procede, imponerles una sentencia ejemplarizante. Por cierto, cuando hablo de sentencia ejemplarizante no reclamo nada que vaya más allá de la ley. Ni pensarlo. Me refiero a la necesidad de que el proceso no se alargue en exceso y deje rápida constancia de que quien la hace la paga.

Analista político