Opinión | Vivir es ser otro

Perdido en la Wikipedia

A veces las búsquedas que realizas terminan en lugares o en personajes de lo más curioso

El otro día, viendo un capítulo de Seinfeld --para muchos entendidos la mejor sitcom de la historia--, se citó al famoso jugador de baseball Joe DiMaggio. Al acabar, me surgió la duda de si ese hombre aún vivía cuando se grabó la serie. No es que pensara que se habían columpiado los guionistas    --el propio actor protagonista, Jerry Seinfeld, y Larry David-- sino que, por alguna razón, asociaba a ese deportista con las primeras décadas del pasado siglo. Y es que en realidad sé muy poco del deporte norteamericano por antonomasia.

Hoy en día resulta muy fácil salir de dudas. Así que cogí el móvil y busqué. En la Wikipedia decía que DiMaggio falleció en 1999. También vi de reojo que se había casado con Marilyn Monroe, dato que mi memoria, saturada de información, no recordaba. Pero lo llamativo llegó al leer el nombre del pueblo donde había nacido: Martinez, sin tilde, pues, aunque es palabra claramente hispana, tiene grafía anglosajona. La localidad está en California, donde hay montones de topónimos con reminiscencias de la época en que ese territorio perteneció a España y luego a México --fue, durante un breve periodo, país independiente, dato que guardo para otro día--. Ya me había puesto el caramelo muy cerquita de la boca. ¿Por qué ese lugar se llama como uno de los apellidos hispanos más comunes? La indagación obtuvo resultado rápidamente: se lo puso el yerno de un tal Ygnacio Martínez --ahora sí, con tilde--, fundador de la ciudad, en honor a su suegro, un hacendado mexicano que poseía un rancho enorme allí. También vi que Martinez, el pueblo, sin tilde, es la capital administrativa del condado de Contra Costa. Esto me llevó a otro detalle curioso: pese a que en esa demarcación viven más de un millón de personas, su capital la habitan menos de cuarenta mil. 

Seguí con la indagación y observé que no había ninguna gran ciudad en ese condado, sino una decena de pequeñas poblaciones de un tamaño entre el de Castelló y Vila-real. En el listado de pueblos encontré nombres que podrían pertenecer a cualquier provincia española: San Ramón, San Pablo, El Cerrito, Moraga, El Sobrante… Y, entre ellos, uno de los más pequeños, resulta tener un nombre espectacular: Diablo. ¿Cuántos de sus habitantes deben saber lo que significa? ¿Cuál es su gentilicio?

La pequeña investigación siguió. En Diablo viven un millar de personas. De ellos, solo a dos se les categoriza étnicamente como afroamericanos. Me pareció llamativo. Otro detalle sobre el que hurgar.

Entonces abrí Google Earth para ver en imágenes cómo es ese lugar. Me encontré con que apenas se puede pasear por él virtualmente. Situado en una colina, con una miríada de callejuelas curvadas, la aplicación no permite que nos adentremos por ellas. Lo corroboré al bajar a tierra y desplazarme por la casi única vía pública, el resto son terreno privado, vedado al tránsito con barreras y vallas. Todas las casas de Diablo, sin excepción, son espectaculares, con piscinas y jardines magníficos. En ese momento comprendí la razón por la que allí solo viven blancos. Es un pueblo de millonarios. En Diablo solo viven ricos. Adoro la ironía que subyace de esta afirmación.

Se podría pensar que perdí media hora en esta tontería, y otro tanto escribiendo sobre una anécdota que, lo asumo, no importa a nadie. Sin embargo, me divertí mucho con la pequeña y banal investigación. A veces estas búsquedas terminan en lugares o en personajes de lo más curioso. Me parece como encontrar la sal y la pimienta en la mera información. El detalle. La salsa de la vida. 

*Editor de La Pajarita Roja