Una castellonense en Australia: Alejandra Babiloni exporta la Romeria a la Magdalena a 16.000 kilómetros

"Era de las que se reía de los amigos que se iban a vivir al extranjero y no me he podido marchar más lejos", bromea la psicóloga, que lidera proyectos de estimulación cognitiva a personas de la tercera edad: "Aquí las condiciones laborales son tan buenas que no me planteo volver"

Alejandra lidera un proyecto de estimulación cognitiva en personas de la tercera edad (i). A la derecha, en una visita a Sídney, la ciudad más poblada del país, y haciendo esnórquel junto a su marido, Jarryd O'Donnell.

Alejandra lidera un proyecto de estimulación cognitiva en personas de la tercera edad (i). A la derecha, en una visita a Sídney, la ciudad más poblada del país, y haciendo esnórquel junto a su marido, Jarryd O'Donnell. / MEDITERRÁNEO

Alejandra Babiloni tenía la vida encarrilada en Castelló. Estudió Psicología y un Máster en Psicopedagogía en la UJI, y después de realizar varios trabajos recaló en la zapatería de El Corte Inglés, donde le ofrecieron un contrato fijo. “Mi idea era la de firmar, pero esa misma tarde me llamaron de una empresa para ofrecerme un trabajo de tres meses en Australia”, recuerda. La empresa en cuestión llamó a su casa y la llamada la atendió su madre: “Les dijo que ya me lo diría, pero que siendo en Australia seguro que lo rechazaría”. Su madre se equivocaba de plano, pues después de aceptar la propuesta, hace más de cuatro años cogió las maletas para desplazarse al país de Oceanía… y todavía no ha regresado.

“Soy muy de Castellón. Cuando estaba allí no paraba: Cantaba en el grupo Al Aire, hacía teatro en Amics del Teatre, trabajaba, estudiaba… Era de las que se reía de los amigos que se iban a ciudades como Londres a vivir. Decía que eso no era para mí, y no me he podido ir más lejos”, bromea Alejandra, que para visitar a sus padres, hermano y amigos en su ciudad natal desde Adelaida, donde reside, tarda un par de días: “Hasta Catar son 13 horas de vuelo y luego otras siete hasta Madrid, pero sumando conexiones, hoteles, tiempo en aeropuertos… dos días mínimo”.

Marcharse a 16.000 kilómetros de distancia de su querido Castelló no le ha hecho renunciar a sus orígenes. Todo lo contrario: “Allí era mucho de ir a la Romeria. Por más tarde que me acostara el sábado, el domingo no lo perdonaba, así que he instaurado la tradición de hacerla en Australia con los amigos. Nos envían las cintas de la Magdalena, cogemos unas cañas de bambú, preparo tortilla de habas, longanizas… no falta nada”. Tampoco falta a su cita diaria con la mascletà, para tortura de su sufrido marido: “Mi madre me despierta todos los días de fiestas, porque con la diferencia horaria aquí es de madrugada, y veo cada mascletà desde la cama”.

Alejandra, en una visita a la Barrera de Coral.

Alejandra, en una visita a la Barrera de Coral.

A sus 32 años Alejandra no oculta que su plan de vida ha dado un vuelco desde que llegó a Australia: “Mi idea inicial era la de estar tres meses, después, la de volver cada año, y ahora no me planteo irme de aquí. Conocí a mi marido, he tenido una hija y a nivel profesional no hay color con lo que pasa en España. Es todo más caro, pero compensa muchísimo porque cobramos el triple y de forma anual nos revisan el contrato al alza”. Sus inicios, eso sí, no fueron fáciles como recuerda: “A la espera del visado pasé un mes en Madrid en un motel horrible, después como hablaba un inglés muy básico me costó adaptarme. Curiosamente, la primera española que conocí en Adelaida también era de Castelló, Laura Márquez, que ahora está de profesora en la UJI, y me ayudó mucho”.

La psicóloga castellonense está liderando ahora proyectos de estimulación cognitiva en personas de la tercera edad, en especial de pacientes con demencia, párkinson o Alzheimer: “Esa parte en Australia no estaba muy desarrollada y como hemos conseguido unos resultados muy positivos en las clínicas estamos implantándolo en las residencias”. 

Alejandra (segunda por la izquierda), realizando su primera 'Romeria a la Magdalena' en Australia junto a unos amigos.

Alejandra (segunda por la izquierda), realizando su primera 'Romeria a la Magdalena' en Australia junto a unos amigos.

La odisea del visado

Una vez concluyeron sus tres primeros meses de trabajo, la empresa le facilitó un visado de cuatro años más como directora de proyecto. Durante este tiempo, que ha coincidido con la pandemia del covid, la castellonense ha progresado laboral y personalmente: “Ha sido difícil no ver a mi familia durante este tiempo. Después de irme a vivir con el que es mi marido decidimos casarnos y mis padres tuvieron que ver mi boda en pijama desde Castelló por videollamada a las cuatro de la madrugada”. 

Alejandra se quedaría embarazada y tuvo a la que es, por el momento su única hija: “Han sido cuatro años muy intensos, de mucho trabajo. Ahora ya tengo la residencia permanente en Australia, que no ha sido fácil ni barato conseguirla”. Alejandra, confiesa, ha tenido que desembolsar para este propósito unos 12.000 euros y someterse a un sinfín de pruebas pese a tener una hija australiana y estar casada con un australiano: “Eso me daba solo 10 de los 75 puntos que necesitaba”.

Los canguros son uno de los animales más populares del país de Oceanía.

Los canguros son uno de los animales más populares del país de Oceanía.

Entre los principales atractivos del país, más allá de la parcela económica, se encuentra para la castellonense “la seguridad en las calles. Hay una cultura de la confianza total, la gente se deja abierta las puertas de su casa y no hay vandalismo”. También destaca Alejandra la exuberancia natural del país: “Para hacer turismo es un país espectacular. Adelaida es mi favorita porque vivo aquí y aunque hay tiburones blancos es una pasada. En verano hay un helicóptero vigilando constantemente el mar para evacuar la playa si es preciso. Es habitual también ver delfines y por supuesto canguros o koalas, que hay tantos como palomas en la plaza Santa Clara. Tienen mala leche, así que mejor no acercarte a tocarlos”.

Alejandra es una apasionada de montar a caballo y qué mejor escenario para hacerlo que las playas australianas... pese a la presencia de grandes cocodrilos en la zona.

Alejandra es una apasionada de montar a caballo y qué mejor escenario para hacerlo que las playas australianas... pese a la presencia de grandes cocodrilos en la zona.

Por último, a nivel gastronómico, asegura que “lo mejor que tienen es el cordero; el pescado, el cerdo o el pollo prefiero el de España”. Más que cocina tradicional, Alejandra destaca que “es habitual ver restaurantes de distintas nacionalidades”, y admite que nunca ha pedido paella fuera de casa: “Me echo las manos a la cabeza cuando veo cómo las preparan, llenas de chorizo y mejillones. Aquí las hago yo siempre”.

La castellonense, junto a Hugo, su perro de 45 kilos (i); y cocinando una tradicional paella para los compañeros de trabajo y residentes de su puesto de trabajo.

La castellonense, junto a Hugo, su perro de 45 kilos (i); y cocinando una tradicional paella para los compañeros de trabajo y residentes de su puesto de trabajo.

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