REPORTAJE. Con guía de las tiendas existentes en el año 1921, municipio a municipio

Comercios de Castellón de toda la vida con el sello «desde...»

Son tiendas con más de un siglo de trayectoria que sobreviven al paso del tiempo, pese a las nuevas tendencias y los rivales de internet. ¿Cuál es el secreto de su longevidad?

Comercios centenarios de Castellón que sobreviven al paso del tiempo.

Comercios centenarios de Castellón que sobreviven al paso del tiempo. / Mediterráneo /foto montaje Raquel Ahicart

Paseando por la ronda Magdalena de Castelló, varios comercios publicitan en sus rótulos su experiencia: «Desde...». Una zapatería, desde 1858; la herboristería, de 1940; o la tienda de moda, 1970. Una marca que sorprende y cuyo valor se multiplica si la tienda es centenaria --de 1923 o anterior--. Algo de lo que pocas pueden presumir y otras que están a punto de alcanzar la efemérides: como la mercería Elías de Castelló, que fundó Rosario Safont en 1928; o en Burriana, la tienda de ultramarinos del Olivero de 1930 o la corsetería de Susana Guerola de 1926.

Inmersos en el periodo más consumista del año, entre el Black Friday importado de EEUU y la Navidad, con un goteo de cierres comerciales (desde la avenida rey Don Jaime a grandes enseñas como Zara, en enero, en Santa Clara)...¿Cuál es el secreto de estos pequeños negocios familiares para sobrevivir? A las guerras, los temporales y el progreso con la competencia feroz de las grandes superficies y el comercio digital.

Documento.

Documento. / Mediterráneo /Repositori UJI

Un documento curioso, del archivo de la UJI, muestra una Guía Comercial de la Provincia de Castellón que retrata todo el tejido comercial de principios del siglo XX (Consultar el documento aquí). La responsable de Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Castellón, Cecilia Masó, reflexiona que el comercio centenario «tiene un valor propio que les protege: diferenciación, fidelidad, tradición, cercanía y el placer de entrar, que los empleados te conozcan y sepan qué recomendarte». Con todo, aconseja especializarse, crear un sistema de fidelización de clientes, tener una web y reparto a domicilio para llegar a más. La oficina Pateco de la Comunitat ve como retos la falta de relevo, los costes, el consumo digital y el precio; y recuerda que la ley protege a las tiendas históricas con catalogaciones, ayudas y distinciones. Desde Confecomerç, su secretaria general en Castellón, Tere Esteve, reflexiona que "la supervivencia de los comercios centenarios suele depender de una combinación de factores: la adaptación a los cambios en las preferencias del consumidor, la innovación, la calidad de los productos o servicios, la gestión eficiente del negocio, y la conexión con el cliente; son parte de la identidad de un municipio; su capacidad para equilibrar la tradición con la innovación y la adaptabilidad a las cambiantes condiciones del mercado son claves para sobrevivir".

Un estanco: Castelló

Estanco de la Cua.

Estanco de la Cua. / KMY ROS

Desde 1921, el estanco de la Cua da servicio en la ronda Magdalena. «Mi abuela Dolores Huguet tuvo un bar en esta misma esquina; y luego pasó a ser estanco. Se llama de la cua porque su padre era cazador de unos pajaritos, los cueters», explica Javier, actual gerente junto a su hermana Mª Dolores. «Antes el estanco pasaba de padres a hijos. Mi madre Dolores se hizo cargo al enfermar mi abuela. Nuestra concesión era para 30 años, luego ya lo subastará el Estado. Nos vendrá justo para la jubilación. Llevo desde 2008 y me quedan 15», dijo Javier. Y siempre han optado por «diversificar». «No vendemos solo tabaco, también prensa y loterías. Desde el principio, tenemos la Primitiva, pues mi madre cuando casi nadie conocía la quiniela de fútbol ya la cogió», cuenta.

María Dolores Torán.

María Dolores Torán. / KMY ROS

Su hermana Mª Dolores recuerda orgullosa «el premio de 1.328.207 euros que dimos el 6 de abril del 2002; y el homenaje del Ayuntamiento por los 100 años del estanco, que les dio una placa y una maqueta

Una droguería: Castelló

La Droguería la Catalana es de los comercios más veteranos, si no el nº1 de la ciudad. Lo llevan Marián Queral --a punto de jubilarse--, y su marido Jaime Blanch Fabra, tercera generación. «El fundador fue Jaime Blanch en 1884, en esta misma casa de la calle Alloza (en 1902 hubo un incendio y conservan la foto. Ahora tienen otra sucursal en c/ Enmedio y ronda Magdalena). Siempre ha estado aquí. El abuelo de mi marido era de Barcelona, de la calle Sants, heredó fortuna de sus padres pero la perdió tras avalar a un amigo. Se puso de representante y vino a Castellón y vio que no había ninguna droguería como en Barcelona y la montó. Traía productos químicos, vendía a granel y se importaba mercancía hasta de Inglaterra. Con Hipólito Blanch, mi suegro, una parte del local era droguería; y otro, farmacia y ortopedia, a cargo de su hermano farmaceútico. Cuando se descubrió la penicilina, la farmacia Fabregat y la de mi suegro acordaron venderla barata para llegar al máximo de enfermos, aunque fueran pobres».

Marián Queral, con el escaparate de figuras de Navidad.

Marián Queral, con el escaparate de figuras de Navidad. / KMY ROS

La cuarta generación, los hijos de Marián y Jaime (Paloma, Loreto y Juan Pablo) han trabajado en la droguería pero han tomado otros rumbos. No hay relevo. «Pero dejamos la tienda en buenas manos. Siguen las empleadas que llevan desde los 18 años» apunta. El secreto del éxito, para Marián, es «ser una tienda sencilla, pero con un trato muy personalizado y muy buen producto». Con su fiel clientela, de la capital y pueblos, forman una gran familia. «Cuando llega la Navidad empezamos a hacer belenes en el escaparate con nuestras figuras. Y nos pedían comprarlas. Así que decidimos traer, para vender, piezas de belenes murcianos en noviembre y diciembre. Ya hace 25 años».

Fotos de bomberos sofocando el incendio ocurrido en 1902. Un empleado subió a la primera planta con un candil, lo cual estaba prohibido, y se originó un fuego donde falleció.

Fotos de bomberos sofocando el incendio ocurrido en 1902. Un empleado subió a la primera planta con un candil, lo cual estaba prohibido, y se originó un fuego donde falleció. / Mediterráneo

Embutidos y carne: Burriana

Vicent Llopis.

Vicent Llopis. / Isabel Calpe

La carnicería La Cabanenca de Burriana es toda una institución. Sus raíces se remontan a 1853 cuando, Vicentet el Cabanenc, bisabuelo de los actuales propietarios, visitaba los mercados de la provincia para vender y se instaló en Burriana. Vicent Llopis, de la sexta generación (con parada en el mercado y local en Sant Xutxim), sabe que la clave es innovar. «Hace unos años a las 7 de la mañana ya había cola para comprar en el mercado, pero el consumo ha cambiado», explica.

De generación en generación.

De generación en generación. / Isabel Calpe

Por ello, este negocio fue pionero en transformar su parada en un gastro-bar o vender preparados cárnicos y arrós al forn para llevar. Ahora su investigación se enfoca a elaborar embutidos con sal marina y sin alérgenos. «El consumidor cada día apuesta por los productos más naturales posibles y, además, las normativas europeas también van cada vez más dirigidas a reducir los compuestos químicos y apostar por lo bio», resalta. Informa: Isabel Calpe.

Mercería: Benicarló

Felipe y su padre.

Felipe y su padre. / Alba Boix

La Llanera abrió sus puertas en 1915 en una pequeña esquina de la calle Rey en Jaume, en Benciarló, donde continúa atendiendo a sus clientes 108 años después. La primera generación de llaneros llegó de Vilafranca. Su actual gerente, Felipe Monfort, es la cuarta generación y rememora cómo antaño «nos dedicábamos más a la venta ambulante por los pueblos cercanos. En Peñíscola nos conocían como los manteros, porque vendíamos mantas; y en Alcalà de Xivert los faixeros, por las fajas; y en Benicarló, los llaneros, por la lana».

Los llaneros.

Los llaneros. / Alba Boix

En estos años nunca ha cambiado de productos: son especialistas en camisería, ropa interior, hogar, pijamas, telas, cortinaje, toallas, mantas y colchas. Ni de local, que conserva la esencia de antaño y aún se pueden ver las vigas de herrerías de Vizcaya. En los años 20 sufrió un incendio y murieron tres mujeres de la familia. El abuelo de Felipe lo reconstruyó y pensó en «construir un cine, por eso no hay ninguna columna».

Metro de madera.

Metro de madera. / Alba Boix

Entrar es como un viaje en el tiempo. Siguen usando el medio metro de madera con las puntas recubiertas de hierro para medir tejidos. Todo un emblema es el paño de cocina, un capçó, que regalan por cada compra; o su papel de envolver. Informa: Alba Boix

En Nules: ‘El Rosso’

Adsuara y Marta.

Adsuara y Marta. / Mònica Mira

No eres de Nules si no conoces o has oído hablar alguna vez de les llibertats de El Rosso. Tanto el delicioso dulce como la pastelería son una institución en el municipio.

Obrador del Rosso.

Obrador del Rosso. / Mònica Mira

Su origen se remonta a 1864, cuando Champel Busquet inició la elaboración tanto de dulces como de cirios. Casi 160 años después, Marta Alegría, la mujer de José Adsuara, ya jubilado --la quinta generación de pasteleros--, la primera fémina al frente de esta estirpe, ha heredado una tradición que está detrás del secreto de su supervivencia en el tiempo. Asegura Adsuara, hijo, sobrino y nieto de los Rosso, que si la clientela se ha mantenido fiel es porque «seguimos trabajando como hace 150 años, innovando poco, preparándolo todo de manera natural, sin conservantes». El mañana, dice, está ahora en manos de Marta. Informa: Mònica Mira. 

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