Primera RFEF

CD Castellón | Marc Castells: «En un play-off hay que saber sufrir»

El carismático mediocentro valenciano subió dos categorías con el Castellón: habla la experiencia

Marc Castells, celebrando el agónico pase en la eliminatoria contra el Sant Andreu, en 2018.

Marc Castells, celebrando el agónico pase en la eliminatoria contra el Sant Andreu, en 2018. / G. B. / Mediterráneo

Enrique Ballester

Enrique Ballester

En el CD Castellón, Marc Castells vivió de todo. El carismático centrocampista valenciano es uno de los símbolos de la constante pelea del club por salir de Tercera División, durante la década pasada. En su caso, el premio fue doble: al ascenso del 2018 contra el Portugalete añadió el del 2020 contra el Cornellà, convirtiéndose en uno de los pocos futbolistas en subir dos categorías vestido de albinegro. Por ello, cuando se trata de hablar de un play-off, conviene preguntar a Castells y escuchar su experiencia. «En un play-off hay que saber sufrir», sentencia.

Esa capacidad para aferrarse al partido en los malos momentos, esa virtud de la supervivencia, es la mayor diferencia que recuerda Marc Castells (Sueca, València, 1990) entre los ascensos que fueron y los que se escaparon. 

El proceso

Marc Castells firmó por el Castellón durante la temporada 2014/15. El equipo, dirigido por Ramón María Calderé, fue campeón, pero cayó en promoción por partida doble, ante Linares y Haro. «Hicimos una gran Liga, pero al play-off se llegó con mucho nerviosismo. El día del Linares en Castalia, por ejemplo, calentando se me subían los gemelos. Eso te lo produce la tensión. Era algo que podía palpar», desgrana. «Sin embargo, cuando subimos en 2018 fue totalmente diferente y lo gestionamos mejor, todo mucho más controlado», añade.

Castells, en el partido contra el Linares en Castalia en 2015.

Castells, en el partido contra el Linares en Castalia en 2015. / P. P. / Mediterráneo

En 2018, con Sergi Escobar en el banquillo, el Castellón cerró un angustioso capítulo de siete campañas en Tercera. «Lo hablaba con Marenyà (el capitán del aquel equipo), que era mi compañero de habitación. La sensación era muy distinta, de que íbamos a subir. La experiencia, la confianza... Eso se tiene o no se tiene y aquel año, después de todo lo que habíamos pasado, nosotros lo teníamos», comenta Castells. «Una gran diferencia de 2018 respecto a otros años es que afición, club y plantilla íbamos en la misma dirección. Creo que el ambiente que se respira ahora en Castellón es muy parecido al de aquel entonces y eso es fundamental», asevera.

Momentos

Ese «todo lo que habíamos pasado» incluía varias decepciones en play-offs. Nunca estuvo antes más cerca el ascenso que en 2016, con Kiko Ramírez de entrenador. En Gavà, en la última eliminatoria, el Castellón tuvo un penalti para subir, pero lo falló y terminó perdiendo la tanda: «Yo estaba en el vestuario porque me habían expulsado. Estuve mucho tiempo a solas con Eliseo (el histórico utillero), desolados, me decía que ya no vería al Castellón subir. Fue el momento más duro, porque aquel año competimos bien, pero tuvimos mala suerte».

En la memoria de Castells contrasta como momento más feliz el partido del 2018 en Sant Andreu, en otro cruce de gran intensidad emocional. «Subimos contra el Portugalete, pero el Sant Andreu fue el rival más complicado. Me quedo con el partido de allí, por el ambiente, por cómo competimos. Hubo momentos de sufrir, pero el play-off es así. Te juntas y aguantas sabiendo que vienen 10-15 minutos donde el rival no da respiro. Superar esos momentos de dificultad marcan la diferencia en una eliminatoria... La liberación del pitido final aún la recuerdo. Fui corriendo hacia el fondo donde estaba nuestra afición con la piel de gallina. También con el pitido final contra el Portugalete: es tanto alivio como felicidad, porque te quitas un gran peso de encima», explica.

Castells, liderando las celebraciones en el vestuario, y rapando la cabeza a Marenyà, tras el ascenso del 2018.

Castells, liderando las celebraciones en el vestuario, y rapando la cabeza a Marenyà, tras el ascenso del 2018. / G. B. / Mediterráneo

Sobre el Dépor

Marc Castells, que encara las vacaciones tras finalizar la temporada con el Olot, ha visto con frecuencia al Deportivo de la Coruña. «Lo he seguido todo el año por la televisión gallega y fuera de casa ha sufrido mucho. La eliminatoria va a depender bastante del partido de ida en Riazor. Ellos en casa empiezan muy fuerte, y hay que igualar esa intensidad y aguantar sabiendo que vas a tener tu oportunidad. Si el Castellón es capaz de sacar un buen resultado en Coruña, Castalia tendrá mucho peso para dar el pase. Creo hay plantilla de sobra para pasar a la final », razona.

Castells apunta otro factor a tener en cuenta en unas semanas de tanta carga anímica. «El Dépor parece más unido ahora con su afición con el cambio de entrenador (Rubén de la Barrera relevó al exalbinegro Óscar Cano unas semanas atrás), porque durante la temporada hubo muchas críticas. El nuevo es de allí, es coruñés, y eso ha ayudado a calmar el ambiente».

También sabe Castells lo que es subir a Segunda con el Castellón, precisamente con Cano al mando en 2020. Participó en los últimos minutos de la final contra el Cornellà, ayudando a abrochar el 1-0 definitivo. «Fue un play-off raro porque no había público (por el covid). Este será muy diferente», vaticina.