Evitó una tragedia

La mujer que obró el milagro en Moncofa: «Algo no sonaba bien y avisé antes de que cayera el badajo de la campana»

El ángel de la guarda de quienes estaban en la plaza cuando cayó el badajo de una campana desde las alturas.

Siempre tuvo curiosidad sobre el tañer de estos instrumentos y su significado.

Marta Paradís señala el lugar en el que impactó la pesada pieza metálica que cayó desde lo alto del campanario de Moncofa.

Marta Paradís señala el lugar en el que impactó la pesada pieza metálica que cayó desde lo alto del campanario de Moncofa. / M. A. SÁNCHEZ

Marta Paradís recordará siempre la tarde-noche del pasado viernes, cuando un sonido poco habitual proveniente del campanario de Moncofa les puso en alerta a ella y a un grupo de músicos que estaban a sus pies: «Segundos después de que yo dijera que pasaba algo, por decisión del músico José Francisco Castell, nos apartamos, aunque yo no dejé de mirar hacia arriba y entonces vi caer el badajo».

Testigo de excepción de lo que los vecinos de Moncofa califican de milagro, considera que fue una suerte que el soporte del badajo se fuese rompiendo en pleno volteo. Gracias a la velocidad no lo expulsó y solo cayó cuando la campana estaba finalizando el toque, en sus vueltas más lentas, lo que facilitó que cayera tan cerca de la iglesia.

La pericia de este ángel de la guarda evitó un desenlace dramático para lo que ha quedado en anécdota. Quienes estaban en la plaza son consciente de que si no les hubiera alertado y se hubieran alejado, la caída de la pesada pieza podría haber provocado daños irreparables.

«Nunca pensé que mi curiosidad por el toque de las campanas podía evitar una situación de peligro»

Marta Paradís

— Testigo del accidente

Y no fue casualidad que detectara que algo no iba bien. El interés que manifestó desde pequeña por conocer los distintos toques de campanas fue determinante para evitar un desenlace dramático. «Durante muchos años he vivido muy cerca de la torre campanario. Desde mi casa veía las campanas y siempre tenía curiosidad por los toques de cada una de ellas», explica y añade: «Lo que nunca iba a pensar es que gracias a eso iba a evitar una situación de peligro como la que vivimos. Estoy muy contenta».

Lo que pudo ser

Muy pocos de los presentes en el incidente pegaron ojo esa noche pensando en lo que pudo haber pasado y todos tienen en mente la providencial intervención de Marta. «Todos recordamos lo ocurrido en julio de 1972, porque allí estaban los mismos protagonistas, músicos y badajo», en referencia al incidente en el que, en idénticas circunstancias, perdió la vida un niño de cinco años. Paradís relata que «aquella situación sigue en la retina de muchos vecinos, y con lo que sucedió el viernes pasará lo mismo», la memoria colectiva guardará ese día mucho tiempo.

Tras la caída del badajo, como es obvio, las campanas han dejado de voltear. Desde la parroquia y el Ayuntamiento están a la espera de que los técnicos accedan a comprobar el estado de los tres instrumentos que coronan el campanario. La idea es que el asunto esté resuelto en tiempo y forma para que puedan utilizarse en breve, pero si se produce algún retraso, será inevitable que Moncofa viva una Semana Santa atípica, muda de música en las alturas.