Recordando Casa Pilarín: un negocio de alimentación que pasó a ser un referente en Castellón

Los vecinos describían la tienda como ’El Corte Inglés de Moncofa’

Casa Pilarín fue un negocio que atraía a personas de toda la província por los productos únicos que ofrecían.

Casa Pilarín fue un negocio que atraía a personas de toda la província por los productos únicos que ofrecían. / Miguel Ángel Sánchez

Corría el año 1948 cuando Pilar Alós Canós y Wenceslao Valls Alemany abrieron una ferretería con venta de petróleo y pienso para los animales, en una vivienda de su propiedad sita en la calle San Pascual. Pilarín nació en el año 1934 y ya de pequeña se quedaba sola al frente del negocio familiar, la Ferreteria Valls. 

En el año 1960 la familia adquirió la vivienda que se conoce como Casa Pilarín y, a partir de ese momento entró en liza Pilarín y se puso al frente del negocio. En el año 1963, cuando una vez contrajo matrimonio con José Vicente Alós Martí, decidieron ampliar el negocio. El primer cambio fue la ampliación de la zona de comestibles, que compaginaba con la ferretería, petróleo y pienso. Años más tarde adquirieron la vivienda contigua, y en ese momento aparecieron los muebles, productos de hogar, electrodomésticos, etc. «Nos conocían como el Corte Inglés de Moncofa, porque contábamos con infinidad de productos», rememoran los propietarios

Un proyecto pionero

Eran años que tenían que facilitar a los clientes la adquisición de productos. Por este motivo, Pilar y Vicente, tenían una lista de todas las personas que fiaban su compra y semanal o mensualmente, bien se acercaban a ir entregando parte del dinero correspondiente a la compra realizada o el propio matrimonio, se acercaba a cada una de las viviendas, con la finalidad de ir cobrando el importe de las ventas realizadas basadas en la confianza mutua. 

Casa Pilarín, fue todo un referente no solo para Moncofa, sino muchos vecinos de localidades de la comarca de la Plana Baixa, e incluso Castellón, que acudían para comprar muebles. En la época de los años 60 y 70, muchos niños y niñas de la localidad, nada más salir del colegio, tenían una misión: ir a la panadería a por un bollo de pan y, seguidamente, acercarse a Casa Pilarín, para que ese bollo se transformara en el bocata para la merienda.

Casa Pilarín fue un modelo a seguir para la ciudadanía emprendedora de Moncofa.

Casa Pilarín fue un modelo a seguir para la ciudadanía emprendedora de Moncofa. / Miguel Ángel Sánchez

Un equipo inseparable

La verdad es que, aunque Pilarín es el nombre de referencia del negocio, no hay que olvidar que su marido Vicente también ha dejado su sello. Él era el encargado de ir a comprar la fruta y verdura al mercado de abastos de Castellón, para que todos los días las clientas tuvieran el producto fresco, pero para ello tenía que levantarse temprano. Los muebles también iba a comprarlos, en los primeros años del matrimonio, con un Seat 600 color granate con el que se las apañaba para poder transportarlos y se colocaban en la parte superior del coche. «La vida era así y la finalidad no era otra que adquirir el producto que pedía el cliente, llevárselo a su casa y montar los muebles». Vicente, también contó con la ayuda de sus hijos, que le acompañaban en el trabajo de montaje de muebles, siempre y cuando él solo no podía, porque se ha considerado como una persona perfeccionista y todo tenía que estar en perfecto estado.

Valores de esfuerzo y humildad

«Recuerdo que cuando empecé a contactar con las empresas distribuidoras de los productos de la tienda, como era un desconocido, lo primero que hacía era enseñarles la cartera, para que vieran que yo iba a comprar y aunque el trato siempre era exquisito, en poco tiempo sabían que Casa Pilarín aportaba seriedad», comenta Vicente.

Sin duda alguna, desde su nacimiento Casa Pilarín, ha sido todo un referente para miles de personas, que acudían no solo de Moncofa, sino de toda la comarca, porque las facilidades que ofrecían sus propietarios, estaban fuera de lo normal, porque se unían dos necesidades, como eran las de querer vender y querer comprar. Por ese motivo, Pilar y Vicent, no dudaron nunca en proceder a dar fiado el producto adquirido por los clientes.

Durante casi seis décadas que Casa Pilarín ha tenido abiertas las puertas del negocio. Vicent afirma: «Estamos muy contentos con el servicio prestado y agradecidos por la confianza mostrada por los vecinos, al acudir para adquirir cualquier producto, no solo de los que teníamos en la tienda sino incluso los que no teníamos y hemos ido a buscar porque nos los pedían nuestros vecinos. Siempre hemos tratando de ofrecer el mejor servicio».