2001-2002

Mi Magdalena favorita: Vicent Marzà

El conseller de Educación desgrana para Mediterráneo algunos de sus mejores recuerdos de las fiestas de Castelló

Un joven Vicent Marzà abraza a una amiga, mientras suena la dolçaina.

Un joven Vicent Marzà abraza a una amiga, mientras suena la dolçaina. / Mediterráneo

Redacción

Aunque pueda parecer una cuestión menor, uno de los orgullos como castellonense del conseller de Educación, Cultura y Deporte, Vicent Marzà, es recordar que nació precisamente durante las fiestas de la Magdalena de 1983, un 3 de marzo. Y que su padre salió del hospital donde había nacido nuestro protagonista para ejercer de mantenedor en la constitución de la Colla Pixaví, acto del que regresó para llevarle a su hijo la insignia de dicha asociación que todavía luce con orgullo durante todas las fiestas.

No cabe duda de que Vicent Marzà ha exhibido siempre su acendrado castellonerismo. Desde el Betlem de la Pigà hasta su condición de militante y socio del CD Castellón, que este año celebra su centenario. Su activismo en pro de la Magdalena y las tradiciones del lugar dificulta la elección de un solo año de las fiestas, de un solo acto, porque los recuerdos son muchos y variados, y felices

La juventud

Marzà tampoco es ninguna excepción cuando confiesa que «mis mejores años de Magdalena fueron 2001 y 2002. Tenía 18, 19 años y guardo muy buenos recuerdos de entonces. Fueron mis años de transición entre el instituto y la universidad. Estábamos todo el día en la calle, íbamos a las colles de siempre ya consolidadas, la de la familia y la de los amigos, y participábamos en todos los actos organizados». 

Marzà participa en un baile improvisado durante la Romeria de les Canyes junto a un grupo de amigos.

Marzà participa en un baile improvisado durante la Romeria de les Canyes junto a un grupo de amigos. / Mediterráneo

 Y ya puestos en materia, concreta esa tendencia tan mediterránea a vivir la fiesta en la calle y, sobre todo, a la pólvora: «Me encantaba el Magdalena Circus, ir a todas las mascletaes, a los castillos de fuegos artificiales… éramos un grupo de gente que lo seguíamos todo. Éramos magdaleneros a tope, de estar en todos los actos: quedábamos a la hora de la mascletà para verla y oírla, nos acercábamos a la colla, dábamos algún rodeo por otros actos, íbamos por la tarde a la Magdalena Circus, veíamos el pasacalle de las bandas de música internacionales, cenábamos en la colla, íbamos al concurso de castillos de fuegos artificiales... Aquellas fiestas eran intensas e inolvidables para mí». Juventud solo hay una, aunque fiestas haya muchas.

La Nit Màgica

Castellonero de soca, no puede ocultar una cierta satisfacción cuando cambia el papel de espectador por el de protagonista: «Sobre todo, el acto que más me impresionó de esos años era La Nit Màgica. Era el momento que más me atraía y en el que mejor nos lo pasábamos. Además, uno de esos años tuve la suerte de participar en el espectáculo de Xarxa Teatre y ser uno más en ese acto tan popular de la fiesta. Fue especialmente bonito para mí».

Desde su condición de conseller no ha dejado de participar en Romerias y cuantas actividades le permite su agenda, «menos de las que me gustaría, y siempre desde otra perspectiva. Por eso todavía recuerdo con más emoción aquellas Magdalenas juveniles». 

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