carta del obispo

Tiempo de adviento

Casimiro López Llorente

Casimiro López Llorente

Este domingo comienza el tiempo litúrgico del Adviento, que significa venida. Son cuatro semanas para prepararnos a la celebración gozosa de la Navidad, la primera venida en la historia de Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías y el Salvador. En este tiempo dirigimos la mirada hacía la segunda venida de Jesucristo al final de los tiempos, con poder y con gloria para juzgar a vivos y muertos. Por ello, el Adviento mira al presente: Jesús, el Hijo de Dios, ha muerto y ha resucitado, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.

El Adviento es el tiempo de la alegría serena, de la espera vigilante. El cristiano vigila y espera siempre la venida del Señor. No se deja deslumbrar ni aturdir por los reclamos de este mundo. Se prepara para la celebración de la Navidad sabiendo que el Señor resucitado y su Salvación están ya presentes en su Iglesia; y lo hace con la esperanza en su venida definitiva.

El Adviento nos llama a la conversión, a volver nuestra mirada a Dios. Pero ¿cómo lo haremos si no reconocemos que estamos necesitados de Dios, de su salvación, de su amor, de su perdón y de su vida? Hay quien afirma que no tiene necesidad de Dios, porque con lo que tiene y disfruta en este mundo se siente feliz. Pero ¿eso es todo? Necesitamos ser humildes y vivir en la verdad de que sin Dios nada somos para sentirnos pobres y abrirnos a la novedad de Dios. La pobreza espiritual es sentir necesidad de Dios, el único capaz de llenar nuestro deseo de vida plena.

Benedicto XVI, en su encíclica Spe Salvi, señala que el hombre necesita una esperanza que vaya más allá de las esperanzas, que una vez cumplidas se ve que en realidad no lo eran todo. Es evidente que el hombre sólo puede contentarse con algo infinito, que será siempre más de lo que nunca podrá alcanzar. De esta gran esperanza, que es Dios, nos habla el tiempo de Adviento. En Cristo Jesús, nuestra verdadera esperanza, descubrimos nuestro verdadero destino que no es otro sino Dios.

*Obispo de Segorbe-Castellón