Opinión | Barraca y tangana

Lo entiendo (o no)

Al principio puede doler, pero al final y sin rencor, lo mejor para todos es que se vayan, antes de que nos hagamos daño

Jeremy de León, sobre el césped de Castalia, tras un partido matinal esta temporada.

Jeremy de León, sobre el césped de Castalia, tras un partido matinal esta temporada. / Erik Pradas

Cada vez la gente habla menos claro. No entiendo a casi nadie ya. La otra noche, mientras veía el derbi madrileño, me llegaron algunos mensajes. «No hay palabras en ningún idioma para describir lo malo que es Lunin», me escribió Carlos. «Lo odio», añadió. «Si nunca más vuelve a ponerse la camiseta del Madrid, firmo la derrota», finalizó. «¿Pero te gusta o no te gusta?», tuve que contestar, harto de tanta ambigüedad, al final. «¿Qué quieres decir? Por favor, habla claro», supliqué, angustiado. Es increíble cómo la gente se anda por las ramas. 

Porque cada vez son menos los héroes que no esconden nada. Al menos una vez a la semana, me pongo el vídeo del antaño segundo entrenador del Espanyol, Mario Fernández, analizando en Movistar el partido que iban a jugar aquella jornada. Atención, tomad aire, mientras intento memorizarlo: «Tenemos claro que la génesis de su buen rendimiento pasa por un muy buen momento con balón. Meten mucha gente interior, tienen dobles ubicaciones en las cuartas alturas, además de tener mucha acumulación son asimétricos, porque la segunda y la cuarta son ubicaciones tendentes más al perfil izquierdo, pero la tercera tendente al perfil derecho, lo que les lleva a progresar con mucha facilidad por los dos perfiles. Son capaces de progresarte con tu orientación y contra tu orientación, con las asociaciones cercanas porque tienen pie en la base y asociaciones lejanas, porque ya sabéis, tienen gente como Armilla que te puede buscar las diagonales y encontrar o el profundo de lado o el profundo de lado contrario fácilmente... el dominio que tienen de ABP, son muchas cosas, son un gran equipo, pero se les puede hacer daño, vamos a ganarlo».

Así, sí. A este se le entiende todo. Por fin alguien que habla claro.

Lunin detiene un disparo en el clásico ante el Barcelona del Bernabéu.

Lunin detiene un disparo. / EFE

Algo no encaja

Al contrario que a mi amigo Carlos, y a pesar de sus evidentes fallos en el derbi de Copa, a mí el pobre Lunin no me desagrada. Todos los porteros fallan. Sin embargo, tengo la impresión de que difícilmente cuajará en la portería del Real Madrid a largo plazo. No quiero parecer liviano (o sí, me da igual), pero es cuestión de aura. Lo veo y no me lo creo. Hay algo ahí que no encaja.

Esto ocurre a veces con algunos futbolistas, con el matiz personalizado. Por lo que sea, su camino no se amolda a lo que necesita tu equipo en ese momento, o viceversa. Jugadores que te hubiera gustado que arraigaran en tu club, pero eligen otra vida, otra casa y otro escenario. Al principio puede doler, pero al final y sin rencores, lo mejor para todos es que se vayan, antes de que nos hagamos daño. No significa que sean buenos o malos, es que no coincide el tempo adecuado. 

Sin dejar el Madrid, por ejemplo, pensaba en Ødegaard mientras tecleaba el anterior párrafo. En clave albinegra, podríamos añadir ahora el caso Jeremy de León. Hay una canción de Anni B Sweet que se titula Buen viaje y habla un poco sobre todo esto. Sobre esa persona que te hubiera gustado seguir con ella, pero elige otro camino y no se puede hacer nada.

En los dos ámbitos, en el fútbol y en lo otro, lo difícil es entenderlo rápido. También influye la edad. Honestamente, me lo podría haber explicado alguien en el instituto. Con las chicas o cuando el Castellón dejó marchar a Mullor, en 2001, algún disgusto nos habríamos ahorrado. Ahí sí que no entendía nada, y dudo que alguien hablara claro.