A FONDO

Sánchez, ni agricultura ni azulejo

Ningún español se merece la pesadilla de tener un presidente del Gobierno sin talento ni ambición

Marta Barrachina

Marta Barrachina

Todos hemos oído eso de que «cada pueblo tiene el Gobierno que se merece». Bueno, nosotros, como valencianos tenemos la suerte de tener al frente de la Generalitat a Carlos Mazón, que defiende por igual --y con energía--- los derechos y los intereses de las tres provincias de la Comunitat Valenciana. Pero ningún español se merece la pesadilla de Pedro Sánchez, cuya falta de talento y exceso de ambición, nos está llevando a una irreversible podredumbre social al intentar blanquear como demócratas a los terroristas que lo mantienen en la Moncloa. Y en lo que respecta a la economía… Bueno, en lo mal que lo está haciendo en el plano económico no habría que escribir un artículo de 4.000 caracteres, sino un voluminoso libro. Y es que sus errores y su falta de reacción ante los problemas del país son tantos… Vamos, es más rápido contar sus aciertos: ¡ninguno!

Nadie se merece un gobierno como el de Sánchez, nadie. Y nosotros, los castellonenses, lo sabemos muy bien. Los agricultores de toda España están en la calle, reivindicando que el campo está agonizando. Quieren que la voz del sector sea, de una vez por todas, escuchada y tenida en cuenta. Y es que las políticas del Gobierno de Sánchez no hacen más que ningunear a los agricultores, convertirlos casi en ciudadanos de segunda… El futuro de muchas familias que viven del campo está gravemente amenazado por la competencia desleal y por la falta de un paquete de ayudas ambicioso y sólido que ponga las cosas en su sitio. Y eso pasa aquí, en nuestra provincia; y en el resto de España.

El Gobierno de Sánchez da la espalda al campo y a los agricultores. Es incapaz de levantar su voz ante Europa para garantizar la igualdad de trato de los productos españoles frente a los de los productores de fuera de las fronteras comunitarias. Y es que no tiene ningún sentido es que a España se le exija unos estándares de calidad máximos mientras a otros países se le aplican mínimos. No tienen ningún sentido ni lógica.

Escucha activa

Pero los agricultores de nuestra provincia no están solos. Cuentan con el apoyo de una Diputación, que tengo el inmenso honor de presidir, que está en la calle, conociendo en primera persona los problemas y las inquietudes de los ciudadanos. Una Diputación que basa su gestión en la escucha activa. Y ese contacto directo con la gente de la calle nos permite saber que el campo se muere si no de toman medidas urgentes.

Y lo mismo --o parecido-- pasa con el azulejo castellonense, cuyas exigencias medioambientales, sociales y laborales no son compartidas por sus competidores de India o Turquía. Hay que impedir la competencia desleal. Todos debemos jugar con las mismas cartas.

La falta de ayudas nos ha llevado a una industria empequeñecida cuyas ventas y producción están en caída libre… El sector cerámico no ha dejado de lanzar mensajes de alarma en los dos últimos años. Y todos ellos han sido ignorados por el Gobierno de Pedro Sánchez. Si el PSOE se hubiese preocupado por ayudar a la industria cerámica cuando la factura energética comenzaba a inflarse de manera alarmante… ahora, seguro, tendríamos ante nosotros un escenario más positivo.

No ha existido --ni existe-- una política seria a favor de la industria. Una estrategia que ayude a nuestras empresas cerámicas a mantener su liderazgo en el mercado global. De hecho, desde la patronal Ascer se ha denunciado que las pocas ayudas recibidas «no son suficientes, ni para compensar el coste sobrevenido por la crisis energética, ni siquiera para que las empresas sean capaces de ponerse al día con los plazos de pago exigidos». Un desastre.

Un sector que no es rentable no puede invertir en investigación o en innovación, no puede promocionarse, no puede crear puestos de trabajo. ¿A qué está esperando Pedro Sánchez?

Nuestro campo necesita ayuda. Y también necesita ayuda nuestra industria cerámica. Se trata de garantizar el futuro de muchas familias y, por extensión, de nuestra provincia. Somos industria. Y también somos campo.

Presidenta de la Diputación de Castellón, presidenta provincial del PP de Castellón y alcaldesa de Vall d’Alba