Opinión | Sin reservas

Femenino singular

Josefina López, Piedad Ortells, Palmira Pla, Carmen Belenguer y Pilar Bravo fueron políticas clave

Recuerdo la fascinación que el inicio de la década de los ochenta despertaba la figura de Josefina López entre los periodistas recién licenciados. Una vida de película donde no faltó el encierro en una campo de concentración en Argelia y su trabajo desde Moscú en Radio España Independiente, La Pirenaica. Compañera del histórico Fernando Claudín, acabó enamorada del Grau y en 1979 fue concejala por el PCE antes de militar en el PSOE del brazo del entonces ya socialdemócrata declarado Antonio Tirado. Después fue senadora electa en 1986.

Al menos una vez al mes tomaba café y disfrutaba del diálogo con Piedad Ortells. En realidad era un monólogo de aquella erudita y extraordinaria mujer, pionera en ejercer la abogacía en Castelló y primera presidenta provincial de un partido político, el centrista Partido Liberal, por el que fue diputada autonómica en 1981. Le daba para más y compaginada su profesión y la política con la secretaría del Sindicato Arrocero de Castelló o del Patronato de Protección de la Mujer.

Tuve menos relación con Palmira Pla. Maestra, pedagoga, sindicalista y militante socialista, tras la guerra fue internada en el campo de Saint Jean du Bruel. Delegada del I Congreso del PSOE en el exilio en 1944, con la democracia recaló en Benicàssim y en 1977 fue diputada en las elecciones constituyentes. En 1983 fue una de las muñidoras del Pacto de la Parreta que llevó al PCE y al PSOE al gobierno de Benicàssim, gracias al acuerdo con los independientes de derecha del alcalde José Mª Tárrega.

Carmen Belenguer, nuestra alcalde. Con ese eslogan en masculino Alianza Popular, en coalición con PDP, Unión Liberal y Unió Valenciana, lanzó en 1983 a su candidata a la alcaldía de Castelló. Obtuvo 8 concejales frente a los 19 del PSOE y pasó a liderar la oposición en la capital. Matemática, de trato afable y cercano, fundó el Aula Isabel Ferrer que durante treinta y ocho años se convirtió en un foro cultural y de debate; de carácter conservador pero siempre abierto y plural.

Pilar Bravo llevaba en el rostro y en el alma las marcas de la lucha antifranquista. En 1987 tomó posesión como gobernadora civil de Castelló, seis años antes fue expulsada del PCE donde formó parte del Comité Central. Cuentan que pasando revista a una unidad de fuerzas de seguridad del Estado reconoció a un agente que la había torturado cuando estudiaba en la Complutense. Reservada y parca en afectos, siempre mantuvo con la prensa una distancia que hizo difícil cualquier interrelación más allá de la profesional. Murió con apenas 50 años.

Ellas cinco fueron, a mi entender, las políticas más relevantes en Castelló los años en que recién estrenamos la democracia. Y junto a ellas, muchas más, por supuesto. Mujeres pioneras en algo que hoy parece normal pero que, casi medio siglo después, conviene defender y ampliar cada día. Porque la igualdad en política, como en el resto de actividades, es un derecho conquistado susceptible de ser revertido a poco que determinadas ideologías impongan su doctrina.oy son legión y ejercen su poder: Llanos Massó, Salomé Pradas, Ruth Merino, Marta Barrachina, Begoña Carrasco, Carmina Ballester, Beatriz Gascó, Antonia García Valls, Susana Ros, Amparo Marco, Eva Redondo, Mª José Salvador, Ana Besalduch, Rocío Ibañez, Silvia Gómez, Tania Baños, Patricia Puerta, Verónica Ruíz, Mònica Àlvaro, Elsa Vilalta, etc. Imposible citarlas a todas.

Femenino plural, así es la política castellonense. Tan plural y diversa que alguna de ellas niega la existencia de la violencia contra la mujer por razón de su género. Dicen que las matan como se maltrata al abuelo o se agrede a un padre, que son cosas de familia. Y otras que no comulgan con esa canallada callan, y otorgan, cuando su partido necesita el voto de quien defiende semejante injusticia. Se empieza por cerrar concejalías de igualdad y se acaba abrazando la más cruel de las desigualdades. La lucha de tantas políticas, de entonces y de ahora, y también de periodistas como la imprescindible Amparo Panadero, nos emplaza a no dar ni un paso atrás.

*Periodista y escritor