Opinión | Babor y estribor

Puigdemont vuelve

Gracias al exorcismo político de una delirante amnistía señalada de inconstitucional

Mientras Congreso y Senado son escenarios de un convulso clima que recuerda a la peor España de la II República, con especial virulencia durante el periodo de la Revolución del 34 y la irrupción del Frente Popular en febrero del 36, un individuo en busca y captura, fugado de la Justicia escondido en el maletero del coche, ayer tarde proclamó que recuperará la presidencia de la Generalitat de Cataluña como candidato de Junts. Carles Puigdemont, ventrilocuo de Pedro Sánchez, es ahora mismo el amo del Gobierno y a punto de ser rehabilitado, gracias al exorcismo político de una delirante amnistía señalada de inconstitucional, elaborada a la carta del sedicioso por el mismo Sánchez, quien negó hasta la saciedad tamaña medida de gracia alegando su imposible encaje en la Constitución. 

La hemeroteca resulta demoledora en el vasto proceso de cambio de opinión de Sánchez, sin parangón en cualquier primer ministro de nuestro entorno europeo y democracias occidentales. Las falacias resultan insostenibles en el tiempo, por muy alambicadas que surjan de los sótanos de la propaganda oficial. La mayoría de la ciudadanía asiste atónita a la manida técnica tinta de calamar, en el intento de camuflar el caso Ábalos-Koldo, de gran preocupación en el PSOE.  

La Cámaras bullen en permanente pirotecnia verbal con estruendo y humo, clamoroso insulto a la inteligencia. Ayuso es la respuesta sincronizada del sanchismo a cualquier cuestión que atañe al Gobierno. Entre tanto ruido maniqueo, Puigdemont prepara el triunfal regreso aconsejado por su estratega de cabecera: el secuestrador etarra Boye, corrector del texto que exonera a los delincuentes del procés. Circunstancia posible gracias al empeño de Sánchez, reanimador de la bestia independentista.  

 *Periodista y escritor