Opinión | RECONTRA

Una vivienda «digna»

No es entendible que en un país con tantas viviendas vacías exista la necesidad de vivienda que hoy sufrimos.

La vivienda se ha convertido en una emergencia nacional. Y es que la dificultad de acceso a una casa afecta de manera grave al conjunto de la economía y a muchos otros aspectos del día a día.

Por ejemplo, nuestros jóvenes son de los que más tarde se emancipan de toda Europa y la tasa de fertilidad también es de las más bajas del mundo, dos problemas que se arrastran desde hace tiempo, y que están íntimamente ligados, aunque pueda no parecerlo.

¿Cómo vamos a tener hijos si no tenemos nido? Es lógico y básico. Nuestros hijos no se ponen a procrear porque no tienen dónde desarrollar su proyecto de familia. Y cuando tienen un piso dónde hacerlo, sus dimensiones no aconsejan meter allí a más gente que únicamente la pareja.

Es cierto que los nostálgicos de los años 40 y 60 pueden decir que en aquellos años se metían familias numerosas en pajares y que, a partir de ahí, fuero construyendo sus casas. Pero estoy seguro de que a nadie le apetece vivir como vivieron nuestros padres y abuelos, y que tampoco se lo deseamos precisamente a nuestros hijos.

Infraviviendas

No es una cuestión de comodidad. Es una cuestión de dignidad. Y así lo dice nuestra constitución cuando proclama el derecho a una vivienda «digna». Este adjetivo no es una cosa menor, porque ya hay gente (demasiada) que está viviendo en infraviviendas debido a la falta de vivienda de protección pública o, al menos, de políticas que permitan el acceso a una vivienda accesible.

En China se ha construido un edificio de diez plantas en solo 29 horas. Un edificio en altura, mediante módulos estandarizados y prefabricados en la fábrica en líneas de producción.

Urbanista

*Urbanista