Opinión | VIVIR ES SER OTRO

La Lledonera y el CD Castellón

Hace un par de fines de semana, la ciudad vivió dos circunstancias felices: el ascenso del Club Deportivo Castellón y el centenario de la coronación de la Virgen de Lledó, patrona de la ciudad. Buenos motivos para que los ciudadanos se exaltaran. También una magnífica ocasión para comparar fútbol y religión, más apegadas de lo que parece a simple vista.

Aunque, caramba, justo en un momento de alegría como este solo me apetece subrayar aspectos gozosos. Se acerca la primavera y da la impresión de que este año viene cargada de dicha. A la vuelta de la esquina la vida nos puede deparar las peores sorpresas, así que disfrutar de ciertos hechos notorios y positivos, sean del tipo que sean, es algo que nos merecemos todos, cuanto menos de vez en cuando.

Fútbol y religión poseen características en esta ciudad por los vuelven especiales. El Castellón ha padecido en las últimas ¡décadas! (las desgracias del equipo duraban ya demasiado) ignominias totalmente inmerecidas: rectores del club que sobrepasaban cualquier adjetivo negativo, derrotas en el último suspiro. Ahora alcanzar lo que siempre ha sido «normal» se ha vuelto algo similar a tocar el cielo. «El Castellón ya es de Segunda», anunciaba el club.

Siempre ha resultado un menosprecio ser «de segunda». Pero ahora, por todo el sufrimiento que ha habido detrás, se vislumbra gloria en esa afirmación. El sabor de la victoria depende también de cuánto se ha padecido para alcanzarla, así que los seguidores albinegros se han ganado con creces el derecho a tirar cohetes y celebrarlo como si hubiesen levantado la Champions. ¡Vaya que sí!

Por otro lado, el fervor mariano hacia la patrona de la ciudad también posee cotas de originalidad. Resulta curioso que la imagen que los castellonenses veneran sea una figurilla más vieja que el propio cristianismo. Quizá una deidad pagana o, quién sabe, tal vez el juguete de un niño casi prehistórico se volvió en el medievo representación de nada menos que la Virgen María.

Interesante y, a mi modo de ver, un hecho feliz y que nos da un punto de distinción en un mundo cargado hasta la náusea de clichés. No sé hasta qué punto nos configura como sociedad dado que se trata de una cuestión puntual que nada tiene que ver con el día a día, pero da pie a contar la anécdota de que tal vez tenemos la imagen de la madre de Jesucristo más antigua del mundo.

Toca disfrutar

Como sea, el darle al balón en pantalón corto con una camiseta a rayas blancas y negras, y el venerar a la peculiar Lledonera particularizan. En lo bueno y también, no lo olvidemos, en lo malo. El ánimo de ser diferentes, o de querer serlo, no solo trae cosas positivas. Pero hoy, desde luego, no es el día. Toca disfrutar de la felicidad que la vida ha traído. Ya vendrán luego las curvas, ya se torcerá la tarde y surgirá la tormenta… Ahora que lo menciono: solo nos falta una buena llovida para que podamos acercarnos al verano con el éxtasis completo. En realidad, necesitamos más el agua que nada. Pero un ascenso y el centenario de la coronación también mitigan, de alguna manera, la sed. Cierta sed.

Editor de la Pajarita Roja