Un cuento para romper barreras en las aulas 'made in Castellón'

Las profesoras de Castellón Irene Arrufat, Esther Capilla, María Niñerola y Lydia Salvador escriben junto a la diseñadora Sara del Arco un relato “para no ver el autismo como un fracaso y dar herramientas para trabajarlo en el aula”

Las autoras del cuento que da herramientas a docentes para abordar el autismo en las aulas.

Las autoras del cuento que da herramientas a docentes para abordar el autismo en las aulas.

Irene Arrufat, profesora del Colegio Consolación de Burriana ha escrito junto a las también maestras Esther Capilla y María Niñerola, así como con la estudiante de Magisterio Lydia Salvador el cuento ‘Alberto, un niño con talento especial auténtico’ en la editorial Sar Alejandría. El objetivo de este inspirador relato no es el de vender millones de ejemplares, sino el de concienciar a profesores y alumnos sobre la situación de los niños con autismo en las aulas, así como dar herramientas a los docentes para tratar de la mejor manera posible a estos niños.

Las cuatro estudiantes del CEU de Castellón han unido sus fuerzas en este libro con la ilustradora Sara del Arco para publicar una obra que está contando con una excepcional acogida sobre todo en la comunidad educativa. Nos propusieron crear un cuento sobre algún trastorno para dar a conocer sus características y nos gustó tanto que quisimos publicarlo”, asume la castellonense Irene Arrufat.

Cuestionada la docente sobre por qué eligieron el autismo contesta lo siguiente: “Vemos que cada vez hay más alumnos con TEA y muchas veces los profesores no sabemos cómo trabajarlo en el aula de la mejor manera. Estudiamos mucho de lo que se ha publicado al respecto y quisimos juntarlo en el cuento, que además cuenta con unas actividades al final para poder hacer en el aula con alumnos de Educación Infantil”.

La profesora de Castellón destaca que en el relato se han querido “centrar en lo positivo, por eso hemos cambiado el significado de las siglas TEA por las de Talento Especial Auténtico porque al final todos tenemos un talento especial o algo que nos distingue del resto. Igual que a ellos les molesta el ruido o tienen obsesión por lo que sea, cada uno tenemos nuestras cosas y no necesariamente tiene que ser algo malo”.

Irene ha contado con alumnos con autismo y asume que “muchas veces es complicado porque entienden el mundo de una manera diferente. Hay distintos grados, pero me he encontrado con alguno que no habla nada y tienes que comunicarte con él a través de pictogramas. Si tienen un grado muy elevado de TEA prácticamente requiere que una persona esté todo el día con él, pero hay otros que pueden llevar una vida normal y llegan incluso a la universidad”.

Los esfuerzos, eso sí, están más que recompensados: “Es muy gratificante ayudarles. Cualquier mínimo paso que dan es una alegría enorme para el profesor y para las familias, que son las que más sufren. Poco a poco se va avanzando y la idea del cuento es la de seguir por esta línea porque tenemos que entender que el autismo no es un fracaso y hay que hacer un esfuerzo por entenderles”. 

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