Castellón | ¿Por qué Voulgaris prescinde de Reddin y Taylor?

Haralabos Voulgaris ha dado un paso más en la reorganización del CD Castellón. Apenas tres semanas después de la marcha de Dave Reddin, el consejero delegado Robin Taylor sigue sus pasos. Supone, pues, la confirmación, por si no estaba ya claro de antemano, que el propietario y presidente asume los plenos poderes. Considera que el trabajo de sus asesores de Pitch32, que le allanaron su aterrizaje en el Estadio Castalia y le han acompañado desde julio del 2022, está culminado.

Lo oficial: «es lo mejor para ambas partes»

«El hasta ahora CEO [consejero delegado] del club ha dejado la entidad con efecto inmediato. Bob Voulgaris, presidente del club, ha declarado: La decisión ha sido de mutuo acuerdo entre Robin y yo. Creemos que es lo mejor para ambas partes. El club quiere agradecer a Robin todo su trabajo y esfuerzo desde que compré el club en julio del 2022», reza el comunicado oficial enviado ayer por el club.

Mientras Reddin estaba al frente de la parcela deportiva, Taylor ejercía como mano derecha del greco-canadiense, especialmente en la primera temporada, cuando Voulgaris pasó meses fuera de Castellón. Taylor se afincó rápidamente en la provincia, desplazando a su familia, ejerciendo de hombre fuerte del club a la vez que participaba en actos sociales, con lo que el club recuperaba presencia y peso ante las principales instituciones y empresas de la provincia (e, incluso, algunas de la Comunitat Valenciana).

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Preparar y trabajar sobre el terreno

Pitch32 es una consultora. La relación de Voulgaris con sus integrantes se remontan a sus tiempos en la británica Universidad de Loughborough. Cuando el canadiense decidió alejarse de la NBA y adquirir un club de fútbol en Europa, fue a ellos a quien recurrió. Reddin y Taylor, junto a Richard Bentley (asesor económico, con una presencia más esporádica en Castelló, casi siempre vinculada a las juntas de accionistas, como la de hace unos días). Así, a través del contacto con un despacho de Madrid, pusieron sus ojos en el Castellón, iniciando los contactos con Vicente Montesinos a la vez que realizaban un amplio estudio de mercado, que se demoró durante más de un mes, de ahí que el traspaso accionarial se hiciera tan avanzado el verano. Esa primera campaña, Voulgaris todavía se apoyó mucho en ellos, principalmente porque seguía el día a día desde la distancia y continuaba necesitándolos sobre el terreno.

El trabajo de Pitch32 ya está completado

Las funciones de Reddin y Taylor empezaron a perder vigor una vez que Voulgaris estableció su residencia en Benicàssim y su implicación en el proyecto de esta segunda temporada en el Castellón, al ser ya enteramente suyo, fue total. El propietario, presidente y custodio considera que Pitch32, al menos en lo que a las responsabilidades deportivas y de representación, estaban ya cubiertas. Y no hay que olvidar otro factor crucial: el canadiense, con las despedidas de Reddin y Taylor, se ahorra una buena cantidad de dinero.

Ahora, Voulgaris ya puede considerarse, a todos los efectos, el máximo responsable en todas las áreas del club, con plenos poderes... La pregunta es cómo reforzará el consejo de administración. 

La explicación en las redes sociales

Voulgaris se pronunció en X (antigua Twitter). «Lo siento, no quise sonar frío en absoluto», escribió. «Realmente aprecio todo lo que han hecho», añadió. «No habría podido implementar las estructuras del club sin ellos; pero ahora que las estructuras están en su lugar, es bueno concentrarse en lo que sigue», ahondó Haralabos.

«Realmente aprecio las contribuciones de Robin y Pitch32 al establecer los marcos que facilitaron el crecimiento de Castellón», reflejó. «Mi dedicación permanece centrada en aprovechar nuestros logros y asegurar la trayectoria del club», desarrolló. «Como se destacó durante la asamblea general, mi principal aspiración, además de devolver el club a Primera en los próximos tres a cinco años, es cultivar flujos de ingresos sostenibles, fomentando un sentido de propiedad y orgullo entre nuestros aficionados», argumentó.