La exportación cerámica se consolida como puntal de la economía valenciana

Un nuevo análisis sobre la economía de la Comunitat Valenciana pone de manifiesto la importancia que tiene la cerámica, cuya producción nacional se concentra en un 95% en la provincia de Castellón, hasta el punto de constituir un clúster industrial con alcance a los sectores de los esmaltes, la maquinaria especializada o los transportes. La Cámara de Comercio de Valencia ha realizado un estudio sobre la aportación de las diferentes autonomías al dinamismo de las exportaciones españolas, que muestra cómo, en el periodo 2019-2022, el azulejo se consolidó como el segundo producto exportado desde la Comunitat, solo por detrás de la automoción.

Además, se da la circunstancia de que, mientras las ventas de vehículos experimentaron un descenso del 11,2% en el periodo señalado, la cerámica avanzó un 56,2%, al alanzar 4.471 millones de euros en el pasado año.

Comparativas

El peso de la cerámica no solo se manifiesta por el volumen de facturación, sino por la comparación con el conjunto de la Comunitat. Si en el comienzo del presente siglo el territorio autonómico era el segundo más exportador de España, tras Cataluña, en estos momentos desciende hasta la cuarta plaza, al verse superada por Madrid y Andalucía. De no ser por esta pujanza del azulejo, la valenciana podría estar muy cerca de perder este cuarto puesto.

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Las exportaciones de la Comunitat en el 2022 fueron 39.622 millones de euros, mientras que el País Vasco sumó 32.556. Sin los casi 4.500 millones de las baldosas producidas en Castellón, la producción vasca estaría a punto de alcanzar un sorpasso.

Antecedentes

El documento también se fija en las primeras dos décadas del siglo. A pesar de que en medio se produjo el crack de la construcción, lo que causó enormes estragos en la principal actividad industrial de Castellón, también se dio una evolución positiva del 48,5%. Se pasó de 1.927 millones de euros en el 2000 a los 2.862 millones del 2019.

A la hora de analizar las ventas al extranjero de los principales sectores de la Comunitat, el informe de la Cámara de Valencia pone de manifiesto que existen «productos con relevancia en el conjunto exportador, pero cuyo dinamismo ha sido limitado». Entre ellos destacan el calzado, la industria textil y los productos de alimentación frescos. Además, tanto el textil como la automoción y los cosméticos no han logrado recuperar las cotas previas a la pandemia, mientras la cerámica sí fue capaz de sobreponerse a los efectos del coronavirus, aunque desde finales del 2021 sufre los efectos de la crisis energética, lo que ha supuesto una contracción en las ventas por volumen en el 2022, y una evolución negativa en el primer cuatrimestre del 2023.

Para reimpulsar las exportaciones de la Comunitat, el estudio apunta a la necesidad de ganar en productividad y ser más competitivos, incluyendo un refuerzo de la innovación y la digitalización. Otras soluciones propuestas son orientar las políticas de internacionalización hacia las empresas con capacidad de competir en el exterior, fomentar la colaboración público-privada para tener más presencia en el exterior o establecer «una política industrial definida y coherente». 

Sin noticias de las ayudas a sectores gasintensivos

Uno de los factores que pone en riesgo el futuro de la cerámica es el incremento de los costes energéticos en los últimos años, que no han ido acompañados de políticas efectivas de respaldo a la competitividad, como sí han hecho Italia o Portugal. A finales del pasado año, el Gobierno prometió un paquete de subvenciones de 450 millones de euros a la industria gasintensiva, entre la que se incluye la cerámica, pero las numerosas condiciones que se deben cumplir y el adelanto electoral ponen en peligro a la efectividad de esta medida que reclama la economía provincial.

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