Si hay un día al año en el que Vilanova d'Alcolea acapara todos los focos y recibe a cientos de visitantes de la provincia es el de su Sant Antoni, uno de los más simbólicos y espectaculares de Castellón. Este sábado han vuelto a demostrar por qué su Matxà levanta siempre tanta expectación.
Pese al frío que ha acompañado toda la jornada, nadie ha querido perderse el regreso a la completa normalidad de esta fiesta con el fuego como gran protagonista, que ha vuelto a sus fechas habituales, sin ningún tipo de restricción ya y recuperando todo su esplendor, después de que el año pasado el covid la obligara a aplazar al 2 de abril y en el anterior directamente no pudiera celebrarse.
La Llacuneta, punto de partida
El punto de partida de la celebración ha sido en la Llacuneta, donde los mayorales han roto el hielo y han encendido su hoguera como preludio de lo que estaba por venir horas después. Este año los responsables de organizar los actos han sido los vecinos de las calles Santa Llúcia, El Pou y Raimundo Rebollida.
Tras haber cenado, los mayorales han engalanado a sus caballos y, hacha en mano, se han dirigido hacia el Planet, donde han recibido de manos del sacerdote el guió de Sant Antoni que les iba a proteger y acompañar durante la Matxà.
Momento más esperado
Y alrededor de las 22.00 horas, al grito de Visca Sant Antoni, ha comenzado el paso de la multitudinaria comitiva por todas las calles del pueblo, en la que decenas de caballerías y gente a pie han saltado las hogueras colocadas a lo largo del recorrido y que se iban consumiendo al paso de la procesión.
Al finalizar la Matxà, ha tenido lugar el tropell, la tradicional carrera de caballos cuyo ganador recibió un pollo como premio en la casa del mayoral que llevaba el santo durante la procesión. Allí también ha sido el escenario del reparto de les coquetes, que elaboraron durante los días previos.
Como colofón a la jornada festiva, la orquesta Bird Band y la discomóvil The End han animado la noche hasta bien entrada la madrugada.