PROGRAMACIÓN ESPECIAL

El Mig Any Fester de la Vilavella llena de diversión y alegría toda la población

Unas 800 personas se dieron cita en la Coberta Municipal para completar el día

Era abril, pero bien podría haber pasado por septiembre, no solo por el ambiente festivo que se adueñó este sábado de toda la población, también porque las temperaturas eran más propias de finales de verano que de recién estrenada la primavera. Todos las factores, los programados y los imprevisibles, contribuyeron a que la Vilavella ofreciera una imagen propia de Festa la Vila, aunque lo que celebraban con evidentes ganas peñas y vecinos era el Mig Any Fester.

La convocatoria, como es costumbre, corrió de la mano del Ayuntamiento. Como ya destacó la alcaldesa, Carmen Navarro, en la presentación de las actividades previstas, «en el equipo de gobierno hemos querido preparar un fin de semana muy especial, porque las vecinas y los vecinos del pueblo, así como mucha gente de municipios cercanos están esperando con mucha ilusión este día».

Sus palabras tuvieron traslado en las calles, en las que se veía a las peñas exhibiendo ese particular sentimiento de pertenencia al grupo, con indumentarias que así lo evidencian, acompañadas por personas foráneas contagiadas de esa alegría que forma parte del ADN de las fiestas populares.

Los actos comenzaron el viernes, con una versión más cultural de la celebración, y con protagonismo para un tema que en la Vilavella tiene un arraigo indiscutible, el taurino. Una exposición y una charla suplieron las exhibiciones, que en esta localidad se concentran en los meses estivales.

El día grande

Aunque cuando el estallido popular se adueñó del pueblo fue este sábado desde buena mañana. Con la música del grupo Five en la plaça de la Vila se quiso abrir boca, y en los bares y casals se anunció lo que estaba por suceder. Jóvenes y no tan jóvenes hicieron gala de ese carácter vilavellero, entusiasta y abierto, porque sienten orgullo de ser de donde son y de expresarlo siempre que pueden, el Mig Any Fester les dio una nueva oportunidad.

El consistorio ofreció una comida de hermandad, en la que se preparó una paella monumental para unas 500 personas, aunque la participación fue más elevada. Rondó los 800 asistentes, «porque hay muchas personas que se preparan la paella en los casales», aunque después acudieron a la Coberta Municipal para sumarse al maratón de citas musicales con las que alargaron el día hasta altas horas de la madrugada.

No, no era septiembre, aunque lo pareciera, porque los vilavelleros demostraron que ganas no faltan y que cualquier ocasión es buena para volverse a juntar.