COSAS MÍAS

Toma y daca

Antonio Gascó

Antonio Gascó

La frase que rotula esta columna la define el diccionario de la RAE, como una locución verbal con el significado de «andar en dares y tomares». En otras palabras: Intercambio recíproco, por el que dos partes llegan a un acuerdo o compromiso. También puede caber como una estrategia óptima en teoría de juegos y muy en particular el conocido como «juego del prisionero». Vamos a ello:

El entretenimiento propone una auténtica «máquina de la verdad». El dilema del prisionero es siempre un juego dual y tiene una solución lógica. Si los dos juegan lógicamente, es decir, con honestidad, el juego es beneficioso para ambos. Si uno engaña y el otro no, el juego se llama Descubre al Mentiroso, y ambos vuelven a ganar. En la trama, el participante que use esta estrategia, responderá consecuentemente a la acción previa de su oponente. Si el oponente ha cooperado previamente, el agente cooperará. Si el oponente deserta, el agente se vengará de él.

Robert Axelrod estableció el dilema del prisionero a base de unas características de amabilidad, provocabilidad y capacidad de perdón. Una estrategia amable es aquella en la que nunca se es el primero en desertar. Una estrategia provocable es aquella en la que se responde inmediatamente a la deserción de un oponente. Una estrategia con capacidad de perdón vuelve rápidamente a la cooperación si su oponente lo hace.

El juego no es baladí. Es más, tiene su intríngulis y sus muchas variaciones, entre ellas: El explorador o tanteadora, Sonda con remordimientos, Sonda ingenua, Toma y daca desconfiado, Toma por cada dos dacas… Con todo, vamos por lo sencillo: la expresión vendría a ser un «toma y dame», en un claro acto de reciprocidad.

Cronista oficial de Castelló

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