Benlloch: 775 años de su Carta Puebla

Un día como este domingo, 3 de marzo, pero de hace 775 años, en 1249, se redactó la Carta Pobla del municipio

Panorámica de Benlloch.

Panorámica de Benlloch. / Mediterráneo

José Miguel García Beltrán

El día 3 de marzo de 1249 se redactó la carta puebla de Benlloch. Y fue el 5 de marzo del año siguiente, 1250, cuando tan extraordinario documento fue entregado a las autoridades de la villa. En él se dice textualmente:

"Sea de todos sabido que Nos, Poncio, por la gracia de Dios, Obispo de Tortosa, y Nos, Guillermo, Prior, con el asentimiento y voluntad de nuestro Cabildo, tanto de parte nuestra como de la de nuestros sucesores, os damos y concedemos a vosotros, Guillermo de Colom, Pedro Pallarés, Bernardo de los Pozos y Aquilón de Cabanes, y a todos los demás pobladores, presentes y futuros, el término de las alquerías de Beniayxó y Tahalfazar, dentro del cual podréis construir vuestra villa, vosotros y vuestros trabajadores."

El rey es Jaime I, al que apoyó en la reconquista de estas tierras el valeroso Poncio de Torrellas, Obispo de Tortosa, que se constituye, por agradecimiento del Rey, en Señor y Barón de la villa, y Bell-lloch se funda a fueros de las costumbres de Lérida.

Si volvemos la vista atrás recordaremos que en el 711 los musulmanes del norte de África invadieron la Península Ibérica, convirtiendo la Hispania romana en uno de los centros intelectuales de la cultura Islámica, ocupando nuestra península durante 8 siglos. Nuestras tierras valencianas dejaron de estar bajo el dominio o influencia musulmana alrededor del 1238. En Julio de 1233 se rindió Burriana, y como consecuencia, probablemente se rendirían también los castillos de Sufera y Miravet, que son los dos lugares que ayudan a la repoblación de nuestras alquerías musulmanas Benixió, Beniayxó o Benifaixó y Tahalfazar o Tahalfasar (partida de Les forques).

Escudo de Benlloch.

Escudo de Benlloch. / Mediterráneo

De la época musulmana sabemos que los castros más importantes del territorio son los castillos de Miravet, capitalidad del distrito, Sufera y Albalat. Ya en 1178 el rey Alfonso II había prometido a la catedral de Tortosa varias donaciones en este territorio para cuando se conquistase a los moros, pero es en el reinado de Jaime I cuando se consolida la conquista y la plena confirmación de estas donaciones para interesar al Obispo y Cabildo de Tortosa en la reconquista definitiva del territorio. Será el 27 de abril de 1224 cuando se confirman los antiguos términos del obispado y la donación de los castillos citados de Miravet y Sufera.

La repoblación de nuestras dos alquerías -que pertenecen al distrito de Miravet- comenzó una década después de la conquista. Las dos alquerías forman una sola unidad, y con la repoblación se llega a los 80 habitantes.

Será en el 1266 (Bell-lloch pertenece al Capítulo y no al Obispo de Tortosa; más tarde volverá al Señorío del Obispado) cuando aquellas gentes de las dos alquerías que forman unas 30 familias, deciden trasladarse -por falta de agua- para fundar una nueva villa al lugar que actualmente, y desde hace 775 años, llamamos Benlloch. (Escribirlo sin la H final, según expertos, es una arbitrariedad acientífica).

A través de esos 775 años Benlloch ha vivido una larga historia en la que, como es natural, han habido acontecimientos de toda índole, como epidemias, hambrunas, guerras. Nuestros antepasados nos han dejado patrimonios de gran valor, tanto en lo material como en lo cultural: ahí están paredes, fincas, olivos, caminos, carreteras, casas, bodegas, masías, banda de música, canciones, tradiciones, ermitas, puentes, Cuartico, calvarios, iglesia... Muy probablemente lo más relevante en cuanto al legado espiritual y religioso, ha sido la llegada de modo providencial y milagroso, desde Lisboa, de la imagen de Ntra. Sra. la Virgen del Adyutorio, o de la Ayuda, a la que aquellas nobles gentes -nuestros laboriosos y sacrificados antepasados, nunca bastante valorados- siempre han tenido como Madre, motivo de fe y devoción, y de la que han recibido siempre grandes favores y bendiciones.

Imagino que quienes tienen competencias y pueden, harán que esta extraordinaria y brillante efeméride sea celebrada con la mayor dignidad y esplendor, haciendo que todo el pueblo la disfrute con festejos populares y culturales, entre los que no falten charlas sobre lo más relevante de nuestra historia, exposiciones, misa en acción de gracias y por todos nuestros antepasados.

Ojalá durante muchos más siglos Benlloch siga haciendo camino en paz, progreso y magnífica convivencia. Que así sea.