Opinión | CON LAS OREJAS TIESAS

¡Menos mal que vamos bien!

Un día cualquiera abres Mediterráneo y te encuentras los siguientes titulares en las tres primeras páginas de información: «Récord de concursos por el alza de las familias en quiebra», «Las azulejeras españolas tendrán menos presencia en Coverings» y «El fiasco de la campaña se extiende a la mandarina premium y el precio se hunde».

Esta es la realidad en la que vivimos en la provincia de Castellón los ciudadanos de a pie. Bien lejos de los indicadores macroeconómicos y los intentos del Gobierno central de demostrar que la economía castellonense va bien y, la española, mejor.

El hecho de que cada vez haya más familias castellonenses que no puedan hacer frente a sus deudas demuestra que estamos muy lejos de que vayamos bien.

La macroeconomía, que sí que presenta cifras esperanzadoras, topa de bruces con unos intereses disparados y una inflación desbocada, sobre todo en lo que hace referencia a los productos de primera necesidad para los castellonenses de a pie. De hecho, la inflación acumulada desde enero de 2021 es del 16,3%.

Carencia material

En 2023, cerca de 4,3 millones de personas se encontraban en situación de carencia material y social severa, y hasta tres millones no podían permitirse una alimentación adecuada, lo cual guarda relación con el intenso encarecimiento del precio de los alimentos, de un 25% en los dos últimos años.

Los datos económicos conocidos esta última semana dicen que volveremos a liderar el crecimiento del PIB entre las grandes economías europeas este año. Sin embargo, la Encuesta de Condiciones de Vida de 2023 confirmó que la respuesta social a la inestable realidad ha llevado la desigualdad a mínimos, porque la inflación y el mercado de la vivienda siguen dañando el poder adquisitivo y provocan la insatisfacción de buena parte de las familias trabajadoras.

Pero, mientras esta es la realidad de la calle, la realidad en el Gobierno no da para ver más allá de la amnistía, las elecciones catalanas, vascas y europeas y la debacle de credibilidad provocada por el caso Koldo.

Periodista