Opinión | A quemarropa

La ofrenda, el vestido y el traje

El sábado pasado, en la ofrenda floral a la Virgen de Lidón, se pudo ver una estampa diferente. Llamativa. Polémica, o no. Curiosa.

La reina de las fiestas de la Magdalena de este 2024, Lourdes Climent, lucía un vestido tradicional más que hermoso. No solo era la gran protagonista de la ofrenda, junto a la reina infantil, es que además ejercía como tal. Reinaba.

Por otro lado, la alcaldesa de la ciudad, Begoña Carrasco, optó por aparecer con un correcto traje de chaqueta y pantalón gris y un elegante abrigo beis. La alcaldesa, acompañada por algunos de sus concejales, optó por mantener un perfil institucional.

Hay quien ha criticado esta vestimenta. Pero quien así piensa, no acierta, en mi más que humilde opinión. Durante los años del tripartito, la anterior alcaldesa, Amparo Marco, optó por el vestido tradicional en su paso por la ofrenda. No tengo nada que decir al respecto. Lo hizo porque así lo consideró oportuno y estuvo en su derecho. Pero no es menos cierto que actuando de este modo le restó protagonismo a las diferentes reinas de las fiestas. Las cosas son como son. La decisión de Carrasco estuvo basada en el más puro sentido común. La alcaldesa, igual que los alcaldes anteriores, representa un papel institucional en dicha ofrenda. No reina, no es protagonista de nada. Y dejarlo bien claro, meridiano, desde el minuto uno, es toda una declaración de intenciones. El tapiz floral rindió homenaje al centenario de la coronación de la Virgen, y fue uno de los más bellos de los últimos años. Recordemos que a partir de mediados del mes que viene, la imagen de la Virgen saldrá de la basílica para visitar las parroquias de la ciudad. Veremos entonces cómo evoluciona el protocolo en este sentido.

Escritor